El primer ministro Naftali Bennett, que se enfrenta a una creciente presión política, ha perdido a un cuarto asistente clave en un mes, después de que su portavoz diplomático Matan Sidi anunciara el lunes por la tarde su salida de la Oficina del primer ministro.
La dimisión de Sidi, de 26 años, se suma a las de la asesora diplomática Shimrit Meir, el jefe de gabinete Tal Gan-Zvi y la directora de la oficina y asistente personal Naomi Sasson, que abandonaron el servicio del primer ministro en el último mes.
Según un comunicado de Bennett, Sidi se marcha para incorporarse al sector privado.
Será sustituido por Yotam Ben Yitzhak, de 32 años, que dejará de ser el actual portavoz político de Bennett.
Desde la formación del gobierno el pasado mes de junio, Sidi ha dirigido las comunicaciones dentro de la Oficina del primer ministro y ha sido el asesor personal de Bennett en materia de medios de comunicación. Durante sus cuatro años y medio en el equipo de Bennett, Sidi también asesoró a Bennett durante sus mandatos al frente de los ministerios de Educación y Defensa. Sidi también ha trabajado como portavoz del interventor del Estado, Matanyahu Englman.
Bennett, en un comunicado emitido por su oficina, agradeció a Sidi su trabajo y dijo que “Matan ha estado conmigo en todos los momentos, los más exitosos y los menos, dirigiendo la campaña mediática con minuciosidad, profesionalidad y gran talento”.
En una declaración conjunta, Sidi dijo que trabajar con Bennett fue “la oportunidad de su vida” y que aprendió lecciones de liderazgo del primer ministro.
“Aprendí de él el amor a este pueblo y a este país, sobre el servicio público y, lo que es más importante, sobre la resistencia a las presiones y la lucha por tus convicciones cuando tu corazón está en el lugar correcto”, se lee en la declaración de Sidi.
Ben Yitzhak, ex militar que sirvió como portavoz de los comandos del frente central y del frente interno de las Fuerzas de Defensa de Israel, pasó al gobierno como portavoz del exministro de finanzas Likud MK Israel Katz. Ha sido el portavoz político de Bennett desde la formación del actual gobierno hace un año.
La salida de Sidi se produce en un momento crítico. La Oficina del primer ministro ya está bajo escrutinio por la pérdida de dos altos cargos y de una asistente. Meir -que había sido considerada la asesora más influyente de Bennett- anunció su retiro a mediados de mayo, tras meses de supuestas tensiones entre ella y Gan-Zvi. Gan-Zvi no tardó en seguir su ejemplo, dejando a Bennett después de 13 años de trabajo conjunto. Sasson trabajó para Bennett desde 2016 hasta su dimisión hace una semana.
Los cambios de personal se producen en un momento en el que el gobierno liderado por Bennett está bajo una presión extrema y lucha por su supervivencia. Tras la dimisión a principios de abril de Idit Silman, del partido Yamina de Bennett, de la alianza política, la coalición se ha estancado en una paridad de 60-60 escaños con la coalición.
El lunes por la tarde, horas después del anuncio de Sidi, se espera que la coalición aborde una incierta prueba legislativa y política relacionada con la renovación de la aplicación de la ley penal israelí y de algunas leyes civiles a los judíos de Judea y Samaria.
La ley, que se renueva cada cinco años desde su promulgación en 1967 y que expira a finales de junio, se ha convertido en una prueba de fuerza política por parte de la oposición, que apoya ideológicamente la legislación, pero que políticamente está trabajando para bloquear su aprobación con el fin de debilitar al gobierno.
Defendido por el ministro de Justicia, Gideon Sa’ar, el proyecto de ley para renovar las medidas de emergencia que aplican la ley israelí a los judíos de Judea y Samaria puede desbaratar la coalición. Sa’ar ha dicho que la aprobación de la ley es una prueba del deseo de la coalición de continuar. Algunos de sus miembros árabes, concretamente los cuatro miembros del partido islámico Ra’am en la Knesset y la MK de Meretz Ghaida Rinawie Zoabi, han dudado sobre si votarían a favor de la ley.
El lunes, Rinawie Zoabi dijo que no votaría a favor, añadiendo más tensión al frágil gobierno y coalición de Bennett.