Pronto la santidad de Yom Kippur será sustituida por el mundano día a día. Es un día de examen, de conciencia y perdón, pero también de mirar hacia adelante.
Este día especial ha acompañado al pueblo de Israel durante miles de años, pero en los tiempos modernos es también un aniversario que conlleva un significado adicional. La Guerra de Yom Kipur, una de las más difíciles y dolorosas de la historia de Israel, cambió el país y la sociedad, y dejó tras de sí muchas lecciones que aprender.
No se trata solo de lecciones a nivel político y militar, sino también de la importancia de nuestra resistencia y cohesión. Es el momento de hacer examen de conciencia, de aprender lecciones y de revelar la responsabilidad nacional. Hemos aprendido de la guerra maldita el peligro que entraña permitirnos ser prisioneros de paradigmas, y también que no debemos desaprovechar las oportunidades de cimentar “Shalom Bayit”, nuestra propia paz interna.
Me dirijo a todos y cada uno de ustedes, mis hermanas y hermanos, y les ruego: generaciones y generaciones han construido aquí un país y una sociedad maravillosos. Tantos se han sacrificado por este país, al que amaban por encima de todo. Reconozcamos la importancia de nuestras vidas comunes aquí, como un solo pueblo. Superemos las diferencias, tendamos la mano, hagamos todo lo posible por comprender, respetar, escuchar y acomodarnos. Respetemos su dignidad y reconozcamos las maravillosas virtudes de nuestros vecinos, nuestros familiares y todos los aspectos de la vida aquí en Israel. Podemos llegar a acuerdos por respeto a las creencias de los demás, a su forma de vida. Mantengamos este día, que es un día hermoso y conmovedor en el calendario judío e israelí, por encima de toda controversia. No nos avergoncemos de pedir perdón, y no menos importante: no nos avergoncemos de perdonar. Trabajemos juntos para erradicar el odio y el mal de entre nosotros y difundamos un poco más de amor por nuestros compatriotas israelíes.
En este día, mi corazón está con las familias en duelo que llevan años viviendo bajo la sombra de las grandes pérdidas, con los cautivos y con los miles de heridos física y mentalmente por la guerra. En el Estado de Israel hay muchas víctimas de la guerra, para quienes los conflictos de Israel han dejado cicatrices terribles y profundas. Estos héroes merecen respeto, reconocimiento y tolerancia.
Deseo ofrecer fuerza a todos aquellos que sirven para protegernos y velar por nuestra seguridad y bienestar, durante todo el año y especialmente durante las fiestas y en Yom Kipur. Rezo para que los heridos de las FDI y de las fuerzas de seguridad tengan una rápida y completa recuperación, entre todos los enfermos de Israel.
Que esta sea una hora de misericordia. Gmar Chatima Tova a toda la Casa de Israel.