El presidente de la oposición, Yair Lapid, se refirió esta tarde (martes) a la violencia perpetrada contra fieles en Tel Aviv en Yom Kipur y a la intención del ministro Ben-Gvir de celebrar oraciones de protesta en la plaza Dizengoff el jueves como respuesta.
“Los sucesos de la plaza Dizengoff no deben repetirse”, escribió Lapid. “Una de las cosas que simboliza Yom Kipur es asumir la responsabilidad. Si te limitas a decir: ‘Ellos empezaron’, entonces no hay expiación en Yom Kipur”.
Señaló que “algunas mujeres prefieren separarse” de los hombres durante las oraciones, tal como manda la ley judía ortodoxa.
Refiriéndose a la oración prevista por Ben-Gvir, dijo: “Pido a todo el mundo que ignore la ‘oración’ de Ben-Gvir el jueves en la Plaza. Dejadle en paz. No hay mayor castigo para él”.
Añadió que “uno de los mayores peligros de nuestro tiempo es que nos convirtamos en aquello contra lo que luchamos. No se puede derrotar al odio con odio. No se puede vencer el fanatismo con fanatismo. En lugar de levantar nuestros propios tabiques, quiero sugerir un original sustituto de la ira: la fe en nosotros mismos, en nuestros valores, en nuestra capacidad de comprender la realidad. No todos los encuentros con los demás deben acabar en desastre, no todas las discusiones deben llegar a los extremos”.
Según Lapid, “somos gente moderada. Esta es nuestra fuerza; así es como entendemos la vida en una democracia judía. La respuesta a la religiosidad no es alejarse de la tradición. La respuesta a la separación no es decir adiós a la oración. El judaísmo no nos amenaza; es nuestro y forma parte de nuestra identidad. Es la razón de vivir en Israel, de servir en las FDI y de participar en la sociedad. Nuestro judaísmo es la creencia en los derechos de la mujer, en los derechos LGBTQ, en los derechos del ‘extranjero que está en nuestra tierra’”.
“Entonces, ¿cuál es nuestra solución?”, contempló Lapid y explicó que “la respuesta está en realidad ante nosotros. Debemos volver al año pasado. Incluso el año pasado, antes de que el golpe dividiera nuestra sociedad, había aquí gente religiosa y laica, y estaba Tel Aviv (y Modi’in, y Haifa), y celebrábamos oraciones, y Yom Kipur era tranquilo, y sagrado. Llevábamos camisas blancas y teníamos en cuenta los sentimientos de los demás. El año pasado también hubo complejidad, pero hubo buena voluntad, que es lo que más falta hace en Israel”.
En conclusión, Lapid aclaró: “Con buenas intenciones podemos defender nuestros principios liberales, pero no reventar las oraciones ni dar a la comunidad mesiánica la guerra religiosa que tanto desea. Creemos de todo corazón que las mujeres no deben ser excluidas del espacio público, pero hemos visto que no solo los hombres quieren rezar separados, también hay mujeres que lo prefieren. Sabemos que los tabiques son malos, pero con un poco de buena voluntad, ¿no se nos ocurren otras soluciones?”.