Un informe militar reveló que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) detectaron cinco señales de actividad inusual por parte de Hamás en la noche previa al ataque del 7 de octubre, pero no las consideraron indicios de una ofensiva inminente. La investigación determinó que las evaluaciones erróneas sobre Hamás acumuladas durante años influyeron en la toma de decisiones de la cúpula militar.
Los servicios de inteligencia no emitieron ninguna advertencia sobre el ataque, que se saldó con la muerte de más de 1.200 personas en Israel, en su mayoría civiles, además del secuestro de 251 personas y la devastación de amplias zonas. Durante la noche del 6 al 7 de octubre, las FDI identificaron al menos cinco anomalías en la actividad de Hamás. Algunas tenían explicaciones alternativas o parecían insuficientemente significativas, mientras que otras sugerían que el grupo mantenía su rutina habitual.
Entre las señales detectadas figuraban tarjetas SIM israelíes en manos de terroristas de la unidad Nukhba de Hamás y otros cuatro indicios clasificados. Ninguno, por separado, fue considerado crítico, y algunos habían ocurrido antes sin consecuencias. No obstante, su acumulación resultaba inusual, lo que llevó a oficiales de inteligencia a realizar verificaciones para evaluar la posibilidad de un ataque. Pese a ello, los mandos no interpretaron los datos como evidencia de una ofensiva inminente.
El informe concluyó que la inteligencia disponible pudo haber sido utilizada de manera más efectiva para proporcionar un panorama más preciso. Algunos datos llegaron a altos mandos, mientras que otros no fueron transmitidos a tiempo. Incluso si la cúpula militar hubiese contado con toda la información, el análisis sugiere que solo habrían aumentado la alerta ante un ataque puntual de Hamás, pero no habrían previsto una guerra total.
Varias razones explican por qué no se elevó el nivel de alerta pese a las señales:
- La percepción de que Hamás priorizaba ataques en Judea y Samaria mientras mantenía una aparente calma en Gaza.
- La ausencia de una reunión formal de evaluación de inteligencia sobre los eventos en curso.
- La falta de coordinación entre unidades de inteligencia, lo que impidió la supervisión y distribución de información crítica.
- Un volumen excesivo de datos en la Dirección de Inteligencia, que impidió que algún oficial tuviera una visión completa de la situación.
- La dependencia excesiva de sistemas de comunicación encriptada para la recolección de información en lugar de métodos tradicionales de inteligencia.
- La errónea interpretación de las señales, que llevó a programar evaluaciones para la mañana en lugar de tomar medidas inmediatas. Asimismo, se evitó actuar de inmediato para no comprometer fuentes de inteligencia en Gaza.
El informe también evidenció que la vigilancia sobre Hamás se basó en la creencia de que el grupo terrorista actuaría de manera precisa y limitada, sin contemplar una ofensiva a gran escala. Como resultado, las FDI se enfocaron en sectores específicos de Hamás en lugar de adoptar una estrategia de monitoreo más amplia, lo que impidió detectar los preparativos del ataque.
Las medidas adoptadas por el ejército durante la noche previa, como la reducción del tiempo de despliegue de drones y un helicóptero, junto con el envío de un equipo antiterrorista reducido, respondieron a la evaluación militar del momento. Sin embargo, la División de Gaza no se preparó para un escenario extremo y subestimó la magnitud de la ofensiva.
Además, la falta de verificaciones adecuadas influyó en la decisión de no reforzar las tropas en la frontera, a fin de proteger fuentes de inteligencia. No obstante, sí se aplicó este criterio al despliegue de drones de vigilancia, según concluyó la investigación.
Inteligencia israelí detectó señales de Hamás antes del ataque del 7 de octubre
A las 21:00 horas del 6 de octubre de 2023, la agencia de seguridad Shin Bet identificó que terroristas de Hamás activaban tarjetas SIM israelíes en Gaza. Estas tarjetas, utilizadas como fuente de inteligencia, no eran accesibles para las FDI. Un representante del Shin Bet informó sobre esto a oficiales de inteligencia de la División de Gaza y del Comando Sur a través de WhatsApp. Con el paso de las horas, el número de tarjetas activadas aumentó a varias docenas.
Las investigaciones posteriores revelaron que estas activaciones ocurrían unas 10 veces al año, pero rara vez en gran cantidad simultáneamente. Un patrón similar se registró el 5 de octubre y en semanas previas al ataque. Además, exactamente un año antes, cuando Hamás planeaba originalmente su ofensiva, también se activaron múltiples tarjetas.
A las 21:30, los oficiales de inteligencia notificaron a sus superiores: el jefe de la División de Gaza, general de brigada Avi Rosenfeld, y el jefe del Comando Sur, mayor general Yaron Finkelman, quien se encontraba en el norte de Israel por festividades judías. A las 23:30 se detectó actividad de Hamás, pero tras revisión, se descartó como una amenaza inminente. A medianoche, un nuevo indicio fue igualmente desestimado.
Durante la madrugada, Finkelman se comunicó nuevamente con su oficial de inteligencia, evaluando la situación y concluyendo que no había señales alarmantes. Entre las 2:30 y las 3:00, nueva información de inteligencia indicaba movimiento de Hamás, pero los análisis determinaron que probablemente era un simulacro. En paralelo, la oficina del Jefe del Estado Mayor de las FDI, teniente general Herzi Halevi, se puso en contacto con el Shin Bet.
A las 3:10, los jefes de inteligencia de las FDI, entre ellos el general de división Aharon Haliva, fueron informados de los acontecimientos. Diez minutos después, Halevi fue notificado en su domicilio y pidió hablar con Finkelman, quien realizaba una evaluación con su equipo. A la espera de la llamada, el jefe militar anotó: “No nos convenzamos de que esto no es nada”.
Entre las 3:15 y las 3:50, Finkelman realizó una evaluación con altos mandos de inteligencia del Comando Sur, la División de Gaza y el Shin Bet. Aunque normalmente no interactuaba con el oficial de inteligencia de la División de Gaza, lo incluyó para ampliar perspectivas. Los cuatro oficiales de inteligencia coincidieron en que la situación no representaba una amenaza inmediata y que las fuerzas de Hamás seguían su rutina.
Durante la reunión, se plantearon tres escenarios:
- Hamás realizaba un simulacro.
- La organización se preparaba para un ataque preventivo israelí en respuesta a atentados en Judea y Samaria.
- Se planeaba un ataque limitado contra Israel, con una posible infiltración de hasta 70 terroristas desde distintos puntos de la frontera.
Tras la evaluación, Finkelman ordenó desplegar en la frontera de Gaza a la unidad de élite Tequila, compuesta por combatientes del Shin Bet y la unidad Yamam de la policía. También instruyó al comandante de la Brigada Norte de la División de Gaza a regresar de su descanso.
Simultáneamente, la Dirección de Operaciones solicitó vigilancia aérea sobre Gaza, aumentando el número de drones, lo que antes de la guerra era poco común. Se añadieron dos drones adicionales, aunque se evitó tomar medidas más agresivas para no alertar a Hamás sobre el monitoreo.
A las 3:30, el Shin Bet elaboró un informe asegurando que Hamás seguía su rutina y no buscaba una escalada. Entre las 4:00 y 5:00, el Comando Sur y la Fuerza Aérea coordinaron el despliegue de drones y la reubicación de un helicóptero en la Base Aérea de Ramón, reduciendo su tiempo de respuesta en caso de emergencia.
Halevi sostuvo una conversación con Finkelman entre las 4:00 y las 4:30, con la presencia del jefe de la Dirección de Operaciones, mayor general Oded Basiuk. En la llamada, se discutieron posibles escenarios, incluyendo infiltraciones por mar, aire o túneles. Halevi ordenó intensificar la vigilancia y programar una nueva evaluación a las 8:30 o antes si surgía nueva información.
El jefe de inteligencia Haliva no participó en la llamada, pero más tarde afirmó que, de haber estado, habría respaldado las conclusiones de los demás oficiales.
Entre las 4:30 y 5:20, Basiuk realizó llamadas para agilizar la movilización de la unidad Tequila y los drones de la Fuerza Aérea. Luego, su oficina notificó a otros altos mandos sobre los acontecimientos a través de un mensaje en WhatsApp.
A las 5:30, el jefe de la Fuerza Aérea, mayor general Tomer Bar, fue informado de la situación. Sin embargo, el jefe de la Armada, vicealmirante David Saar Salama, no recibió notificación.
Las comunicaciones y evaluaciones continuaron hasta las 6:29, cuando Hamás lanzó miles de cohetes y desplegó a sus terroristas en territorio israelí, marcando el inicio del ataque.