Las Fuerzas de Defensa de Israel informaron este miércoles que llevaron a cabo un ataque en Gaza que se saldó con la muerte del reportero de Al Jazeera, Ismail Al-Ghoul, afirmando que él era miembro de la fuerza de élite Nukhba de Hamás y había participado en el ataque del 7 de octubre.
El ejército israelí señaló que, además de participar en las masacres en el sur de Israel, Al-Ghoul había instruido a otros agentes terroristas en la filmación y distribución de videos de ataques contra tropas israelíes.
“Esta actividad es parte integral de la acción militar de la organización terrorista”, indicó el ejército en un comunicado.
El ejército añadió que “las Fuerzas de Defensa de Israel y el Shin Bet están haciendo todos los esfuerzos posibles para atacar y eliminar a los terroristas que participaron en la masacre del 7 de octubre y continuarán haciéndolo”.
El ataque también se saldó con la muerte del camarógrafo de Al Jazeera, Ramy El-Rify. En respuesta, Hamás condenó los asesinatos como un “crimen atroz” y acusó a Israel de intentar “aterrorizar y silenciar” a los periodistas palestinos que informan sobre lo que describen como “el genocidio en curso contra nuestro pueblo en la Franja de Gaza durante casi 10 meses”.
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Al Jazeera, que transmite en inglés y árabe, ha sido criticada durante meses por el primer ministro Benjamin Netanyahu y su gobierno.
En mayo, el gobierno israelí prohibió Al Jazeera en Israel, cerró y allanó sus oficinas, alegando que la cadena dañaba la seguridad nacional. El mes pasado, el Tribunal de Distrito de Tel Aviv extendió la prohibición a la cadena.
En enero, Israel afirmó que un periodista de Al Jazeera y un periodista independiente muertos en un ataque aéreo en Gaza eran agentes terroristas. Al mes siguiente, acusó a otro periodista de la cadena, herido en otro ataque, de ser comandante adjunto de una compañía de Hamás.
Al Jazeera ha negado rotundamente las acusaciones de Israel y ha acusado al gobierno israelí de atacar sistemáticamente a sus empleados en Gaza.
El 7 de octubre, miles de terroristas atravesaron la valla fronteriza con Gaza, arrasando ciudades del sur de Israel y matando a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, cometiendo atrocidades como mutilaciones y abusos sexuales.
Además, tomaron 251 rehenes, de los cuales se cree que 111 aún están cautivos en Gaza, incluidos los cadáveres de 39 personas cuya muerte fue confirmada por las FDI.