El alcalde de Nagasaki calificó de “desafortunado” que los embajadores de Estados Unidos y Gran Bretaña decidieran no asistir a la ceremonia que conmemora el bombardeo atómico de 1945 en la ciudad japonesa, debido a la exclusión de Israel.
No obstante, defendió la decisión de no invitar a Israel al evento anual del viernes, afirmando que no fue por razones políticas, sino para evitar posibles protestas relacionadas con la guerra de Gaza.
“Es lamentable que nos hayan informado que sus embajadores no podrán asistir”, expresó Shiro Suzuki a los periodistas.
“Tomamos una decisión integral, no motivada por razones políticas. Queremos realizar una ceremonia tranquila, en un ambiente pacífico y solemne”.
El 9 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó una bomba atómica sobre Nagasaki, matando a 74.000 personas, incluidas muchas que sobrevivieron a la explosión, pero murieron más tarde por la exposición a la radiación.
Este hecho ocurrió tres días después del primer bombardeo nuclear sobre Hiroshima, que mató a 140.000 personas. Japón anunció su rendición en la Segunda Guerra Mundial el 15 de agosto de 1945.
Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Italia y la Unión Europea, junto con Canadá y Australia, enviarán diplomáticos por debajo del nivel de embajador a la ceremonia.
solo las embajadas de Estados Unidos y Gran Bretaña mencionaron explícitamente la decisión de Nagasaki de no invitar al embajador de Israel, Gilad Cohen, aunque una fuente indicó a AFP que la decisión de Italia también se debió a este motivo.
La embajada británica afirmó que excluir a Israel creó “una equivalencia desafortunada y engañosa con Rusia y Bielorrusia, los únicos otros países que no fueron invitados a la ceremonia de este año”.
Un portavoz de la embajada francesa calificó la decisión de Suzuki de “lamentable y cuestionable”, mientras que la misión alemana criticó “colocar a Israel al mismo nivel que Rusia y Bielorrusia”.
Cohen, quien asistió sin incidentes a una ceremonia conmemorativa similar en Hiroshima el martes, declaró la semana pasada que la decisión de Nagasaki “envía un mensaje equivocado al mundo”.