Ante la creciente amenaza de Irán, el rey Abdullah de Jordania necesita a Israel más que nunca. No sólo porque su frontera con el Estado judío es la más tranquila, sino porque, en contra de sus declaraciones sobre una “alianza militar árabe”, entiende que Estados Unidos y Arabia Saudí podrían no estar lo suficientemente comprometidos con él.
El príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman es un hombre vengativo, como lo demuestra su decisión de avergonzar a su invitado, el presidente Joe Biden, con filtraciones sobre sus conversaciones relativas al asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi en 2018. Los medios de comunicación escucharon cómo MBS predicaba que había que respetar los valores de otros países. Y si es así como trató al líder del mundo libre, entonces ciertamente podría actuar de manera similar con respecto a Abdullah también. MBS seguramente recuerda cómo en 2015, el líder jordano se negó a unirse a una coalición árabe en la guerra de Yemen.
En cuanto a Estados Unidos, al igual que otros líderes árabes en la cumbre de Jeddah, Abdullah tuvo la impresión de que Washington no está interesado en enfrentarse a Irán. Por ello, en una entrevista con los medios de comunicación jordanos dijo que si Teherán cambiaba su forma de actuar, el acercamiento sería una posibilidad.
“Eso es lo que se acordó en Jeddah”, dijo Pinhas Inbari, experto en Oriente Medio e investigador principal del Jerusalem Center For Public Affairs. “Los países árabes tenían una pregunta para Biden: ¿Qué va a hacer con Irán? ¿Va a renunciar a él y ganar aliados, o quiere seguir con la renovación del acuerdo nuclear?”.
“Biden no dio ninguna respuesta, y se sintieron decepcionados. Esta actitud de frialdad se debe a que Biden no dio una respuesta definitiva. Por eso los países árabes han vuelto a los juegos políticos. Ven a Irán como un enemigo, pero no son ellos los que manejan los hilos”.
Según los comentaristas jordanos, el país se enfrenta a cuatro amenazas por parte de Irán: la infiltración de células terroristas; la cooperación en materia de inteligencia entre las milicias iraníes; la activación de células terroristas latentes en Jordania; y la tendencia de los “lobos solitarios”, seguidores de la revolución chiíta iraní, que podrían inspirarse para actuar por su cuenta. Esto incluye misteriosos ciberataques contra Jordania, que se han atribuido a “países y organizaciones”.
Jordania también está luchando contra el tráfico de drogas. El objetivo de Irán es inundar el reino con armas y drogas que lleguen a las bandas criminales y acaben desestabilizando al gobierno.
Jordania también está luchando con el creciente contrabando de drogas. A través de Siria, el objetivo de Irán es inundar el reino con armas y drogas que lleguen a las bandas criminales y acaben desestabilizando al gobierno.
“Los jordanos ven en esto un peligro estratégico, el objetivo de convertir a los jóvenes jordanos en drogadictos”, explicó Inbari. “Las unidades sirias están introduciendo grandes cantidades de droga en Jordania. Hay un refuerzo del ejército jordano en la frontera para detener este contrabando de drogas, que incluye drones: transportan drones con drogas y los aterrizan en Jordania”.
Irán tiene al menos dos intereses principales en la desestabilización de Jordania, uno relacionado con sus ambiciones imperialistas y el segundo con su deseo de allanar una ruta de contrabando de armas para elementos terroristas en Cisjordania. Como tal, a Israel le interesa ayudar a Abdullah.
Pero aunque recientemente se reunió con el primer ministro Yair Lapid, Abdullah sigue teniendo consideraciones que no puede ignorar, la más destacada de las cuales es el público palestino que constituye la mitad de toda la población de Jordania.
Esto, junto con la ira de las tribus beduinas y la gran migración de inmigrantes iraquíes a Jordania, disminuye las posibilidades de normalización con Israel.