El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, pidió el domingo a la comunidad internacional que se asegurara de que Turquía no se involucrara en el conflicto de Armenia con Azerbaiyán por la región de Nagorno-Karabaj, intercambiando palabras con Ankara.
Turquía, aliada de los azeríes, ya había criticado duramente a Armenia tras los enfrentamientos entre las fuerzas armenias y azeríes que estallaron por la mañana, diciendo que Ereván era un obstáculo para la paz y prometiendo seguir apoyando a Bakú.
Pashinyan mencionó que el comportamiento de Turquía podía tener consecuencias destructivas para el Cáucaso meridional y las regiones vecinas.
Ambos bandos, que libraron una guerra en los años 90, informaron de muertes. Armenia y Nagorno-Karabaj, una región separatista que está dentro de Azerbaiyán pero que está dirigida por personas de etnia armenia, declararon la ley marcial y movilizaron a su población masculina.
El mando militar de Azerbaiyán propuso al mando de la guarnición armenia situada en el asentamiento de Agdere que depusiera las armas y se rindiera, según informó el Ministerio de Defensa de Azerbaiyán en una declaración. Las fuerzas armadas de Nagorno-Karabaj calificaron la declaración de desinformación.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) anunció el domingo que estaba preocupado por el impacto humanitario de la escalada del conflicto y pidió a las partes “que tomen todas las medidas necesarias para asegurar que la vida civil y la infraestructura sea respetada y protegida”.