La Cámara de Representantes de los Estados Unidos votó a favor de una enmienda para imponer sanciones adicionales a los participantes de los gasoductos Nord Stream 2 y Turkish Stream. La sesión fue transmitida el lunes 20 de julio en el sitio web de la cámara baja del Parlamento Estadounidense.
La enmienda es para la Ley de Autorización de la Defensa Nacional (NDAA) para el año fiscal 2021 (comienza el primero de octubre.) Fue aprobada por unanimidad.
“Rusia está tratando de desarrollar el gasoducto Nord Stream 2 para ejercer un control indebido sobre nuestros aliados europeos y sus suministros de energía. Me complace que una enmienda del NDAA para sancionar a las empresas involucradas en su construcción acaba de ser aprobada. Debemos detener la estrategia de influencia hostil de Putin”, escribió en Twitter el republicano Steve Womack, representante de Arkansas en la cámara baja del Congreso, después de la votación.
La enmienda prevé la imposición de medidas restrictivas contra las entidades que contribuyan de manera significativa a la venta, el alquiler o la provisión de buques para el tendido de tuberías para estos oleoductos.
Antes de que las nuevas sanciones entren en vigor, el NDAA debe ser aprobado por el Senado de los Estados Unidos y firmado por el presidente Donald Trump.
El 15 de julio, el jefe del Departamento de Estado de los Estados Unidos advirtió que los participantes en el proyecto Nord Stream 2 entrarían en el ámbito de aplicación de la ley CAATSA “Sobre la lucha contra los adversarios de América a través de las sanciones” del 2017. “Esta es una clara advertencia a las empresas: salgan del proyecto o se arriesgarán a tener consecuencias desagradables”, señaló Mike Pompeo.
El Secretario de Estado especificó que las sanciones adicionales afectarán no solo a Nord Stream 2, sino también a partes del proyecto Turkish Stream. En el pasado, los Estados Unidos han tratado de interrumpir la construcción de Nord Stream 2 con sanciones. Debido a ello, hubo que suspender la construcción del nuevo gasoducto.
Rusia criticó la amenaza de Washington, calificándola de ejemplo de presión política y competencia desleal.