Venezuela está buscando cerrar algunos de sus pozos petroleros aún en funcionamiento, ya que los compradores de petróleo son cada vez más difíciles de encontrar en un momento en que la demanda de petróleo en todo el mundo está cayendo en picado y los inventarios nacionales están cerca de su capacidad, le dicen a Bloomberg personas familiarizadas con la situación del sector petrolero de Venezuela.
La producción de petróleo en el país latinoamericano se ha desplomado en los últimos tres años debido a la grave situación económica y a las crecientes sanciones estadounidenses a sus exportaciones y a las empresas que venden el petróleo de Venezuela. A principios de este año, Venezuela logró un ligero aumento en su producción de crudo, solo para que la pandemia de coronavirus se extendiera y causara una importante destrucción de la demanda en todo el mundo, presionando más al régimen de Nicolás Maduro.
La producción de crudo de Venezuela se desplomó a 464.000 barriles por día (bpd) la semana pasada, fuentes con acceso a los datos de producción le dijeron a Bloomberg. La producción de la semana pasada cayó un 38 por ciento con respecto a la producción media de febrero.
De acuerdo con las fuentes de Bloomberg, la producción de la empresa conjunta de Chevron con PdVSA se redujo a más de la mitad a unos 50.000 bpd la semana pasada desde los 120.000 bpd de enero. Petromonagas, una empresa conjunta de PdVSA y el gigante petrolero ruso Rosneft, vio su producción la semana pasada en 20.000 bpd, solo un cuarto de lo que era en enero.
Al mismo tiempo, los inventarios en Venezuela se están acumulando, en unos 30,9 millones de barriles, pero nadie los compra.
Del petróleo que Venezuela logra cargar en los buques cisterna para las exportaciones, las inspecciones sanitarias en los buques cisterna causaron un retraso en al menos dos cargas mientras Venezuela intenta evitar la propagación de COVID-19, informó Reuters a principios de esta semana, citando un documento interno de la empresa petrolera estatal PdVSA que ha visto.
La maltrecha economía y la industria petrolera de Venezuela se enfrentan ahora a la triple amenaza de los bajos precios del petróleo, la caída de la demanda mundial y la propagación del coronavirus. Venezuela ha comenzado a cerrar estaciones de gasolina en todo el país, ya que la escasez de combustible ha provocado el racionamiento.