La guerra ruso-ucraniana se ha prolongado por más de un año y no muestra señales de llegar a su fin. Ahora, con un intento de asesinato fallido contra el presidente ruso, Vladimir Putin, las tensiones se incrementan y se plantea la pregunta: ¿qué sucederá cuando muera Putin?
Rusia: ¿Más allá de Putin?
El líder ruso ha sido un pilar en el equilibrio del poder regional, representando la Silnaya Ruka, el puño de hierro. Su caída podría desencadenar una lucha por el poder, con posibles sucesores como Dmitri Medvédev, Nikolai Patrushev o el teórico geopolítico Alexander Dugin.
La continuidad de un régimen autoritario es muy probable, incluso con un sucesor más joven y violento, que podría generar aún más conflicto.
Por otro lado, Rusia podría desmoronarse bajo las fuerzas centrífugas de su vasto territorio y diversidad, sumiéndose en el caos y la guerra civil.
El engaño de la desestabilización
Los intentos occidentales de derrocar a Putin y promover la democracia en Rusia son ilusorios. Los escenarios más probables serían un autócrata más desagradable, que llevaría a una situación más sangrienta en Europa, o un colapso completo del país.
El último resultado podría desencadenar una crisis de armas nucleares, biológicas y químicas sin precedentes, con consecuencias devastadoras para el mundo entero.
El dilema de la Rusia post-Putin
Las opciones para una Rusia sin Putin no son prometedoras. Aunque el líder ruso es un enemigo para la política exterior estadounidense, es un mal conocido. Su muerte o destitución podría desestabilizar la región y generar resultados impredecibles y negativos en el futuro cercano.
Una Rusia desmoronada y en guerra consigo misma y con sus vecinos sería más temible que una Rusia resurgente liderada por un aspirante a zar como Putin.