En recientes declaraciones, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan ha reiterado su postura de que Hamás no es una organización terrorista, y sostiene que debe tener un papel en cualquier solución post-conflicto para la Franja de Gaza.
“Mantengo mi posición. Digan lo que digan, no puedo aceptar que Hamás sea un grupo terrorista”, expresó Erdogan a periodistas en su avión, según reportes de medios turcos.
Estas declaraciones se producen en el contexto de posibles sanciones por parte de EE. UU. a Turquía debido a su apoyo y financiación a Hamás. Erdogan sostiene que Hamás debe ser parte de cualquier escenario de posguerra para la Franja de Gaza, argumentando que la “exclusión y destrucción de Hamás no es una opción”.
Erdogan también hizo un llamado a la Corte Penal Internacional (CPI) para que castigue a los funcionarios israelíes, a los que se refirió como “los carniceros de Gaza”, haciendo mención específica al primer ministro Benjamín Netanyahu.
Turquía tiene una relación estrecha con Hamás. Durante más de una década, Erdogan ha permitido que el grupo, reconocido internacionalmente como terrorista, opere desde una oficina en Estambul. Enfatiza que solo alberga el ala política del grupo y ha mantenido contacto cercano con los líderes de Hamás desde el inicio del conflicto.