ESTAMBUL, Turquía (AFP) – El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, elogió el lunes la polémica entrega de un sistema de defensa antimisiles S-400 de Rusia, a pesar de la amenaza de sanciones de EE.UU., cuando Turquía conmemoró el tercer aniversario de un sangriento intento de golpe de Estado.
Pocos días antes del aniversario, el primer lote del sistema de defensa ruso S-400 fue entregado a Turquía a pesar de los reiterados llamamientos de Estados Unidos para que cancelaran el acuerdo o se enfrentaran a un castigo.
“Hemos empezado a recibir nuestros S-400. Algunos dijeron, ‘no pueden comprarlos’…. Dios quiera que la parte final de esta (entrega) sea en abril de 2020”, dijo Erdogan a una multitud de varios miles de personas en Ankara.
El aniversario llega en un momento difícil para Erdogan. Se enfrenta a una economía debilitada, al empeoramiento de las relaciones con el aliado de la OTAN, Estados Unidos, por la compra del S-400, y a una humillante pérdida para su partido en las recientes elecciones locales de Estambul.
En 2016, casi 250 personas murieron, excluyendo a los golpistas, y más de 2.000 resultaron heridas después de que una facción militar intentara arrebatarle el poder al presidente. Miles de personas salieron a las calles en respuesta al llamado de Erdogan para derrotar el levantamiento.
Las relaciones con Occidente se deterioraron después del intento de golpe de Estado, ya que los funcionarios turcos acusaron a Occidente de no dar suficiente apoyo a Ankara.
Durante el mismo período, Erdogan se ha acercado cada vez más al presidente ruso Vladimir Putin, lo que ha generado preocupación en Europa y Estados Unidos.
Erdogan dijo que el “siguiente objetivo de Turquía era la producción conjunta con Rusia” del próximo sistema de defensa antimisiles.
“Estamos tomando todas las medidas para asegurarnos de que nuestro pueblo no vuelva a sufrir la traición del 15 de julio o algo similar”, añadió Erdogan.
A última hora del lunes viajó a Estambul para inaugurar un museo dedicado al golpe fallido, donde insistió en la importancia de conmemorar el intento de golpe de Estado para prevenir “males mayores”.
Ankara acusa a Fethullah Gulen, un clérigo musulmán exiliado en Estados Unidos, de haber ordenado el intento de golpe. Enumera su movimiento como una organización terrorista.
Unos 8.000 militares participaron en el intento de derrocar a Erdogan, respaldados por 35 aviones de combate, tres barcos, 37 helicópteros y 74 tanques, según la agencia estatal de noticias Anadolu.
Desde 2016, decenas de miles de personas han sido detenidas y 150.000 empleados del sector público han sido suspendidos o despedidos por presuntos vínculos con Gulen.
Continúan los arrestos
El portavoz de Erdogan, Ibrahim Kalin, dijo en Twitter que Turquía “envía un poderoso mensaje de unidad y solidaridad al mundo: ‘Moriremos, pero nunca dejaremos que traidores y golpistas destruyan nuestro país, nuestra libertad y nuestra dignidad’”.
El día, conocido como “15 de julio” en Turquía, se ha convertido en una fiesta nacional.
El lunes pasado, Erdogan participó en una tensa ceremonia en el Parlamento, que fue bombardeado durante la violencia golpista.
Arzu, que estaba entre los miles de personas que vinieron a ver a Erdogan hablar en Ankara, dijo que estaba allí para “honrar a nuestros mártires”, agregando: “Sin ellos, no estaríamos vivos”.
Anadolu informó el domingo que 110 sospechosos de ser miembros del movimiento Gulen han sido extraditados a Turquía desde más de 20 países.
Se han dictado cientos de sentencias de cadena perpetua contra los golpistas acusados.
Todavía hay redadas policiales casi diarias para capturar a los sospechosos acusados de tener vínculos con Gulen.
Con sede en Pensilvania, Gulen niega rotundamente las afirmaciones de Ankara. Su movimiento rechaza la etiqueta de terrorista, insistiendo en que promueve la educación y el islam moderado.