Sin medidas punitivas de Estados Unidos en el horizonte un mes después de que Turquía comenzara a recibir sistemas de misiles rusos, la apuesta del presidente turco Recep Tayyip por la compra del S-400 parece haber dado sus frutos, aunque las sanciones aún podrían llegar, dijo el Financial Times el miércoles.
Después de que la entrega de los sistemas de misiles rusos a Turquía comenzó el mes pasado, muchos analistas dijeron que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se vería obligado a imponer sanciones en virtud de la Ley Contra los Adversarios de Estados Unidos a través de Sanciones (CAATSA, por sus siglas en inglés), que prohíbe a los aliados de Estados Unidos comprar armas en Moscú.
Sobre la preocupación de que el S-400 pudiera permitir el subterfugio ruso en los cazas furtivos F-35, Trump detuvo la entrega de 100 cazas F-35 que Turquía compró a Estados Unidos, mientras que el Pentágono suspendió la participación de Turquía en el programa F-35, un duro golpe para el sector de defensa de Turquía.
Antes de que se iniciara la entrega de los sistemas rusos, Erdoğan dijo que Trump le había asegurado que no se impondrían sanciones por la adquisición del S-400, después de que los dos se reunieran en la cumbre del G-20 en Japón a finales de junio. Pero dado el apoyo bipartidista en el Congreso para castigar a Turquía, el hecho de que las sanciones no se hayan materializado después de un mes ha sido una sorpresa, dijo FT.
“Nadie esperaba este resultado”, dijo Aydıntaşbaş a a FT, uno de los altos funcionarios del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. “Erdoğan hizo una gran apuesta y valió la pena, por ahora”.
Algunos analistas creen que la renuencia de la administración Trump está vinculada a los esfuerzos en curso para establecer una zona segura en el noreste de Siria que Estados Unidos espera que evite un ataque turco contra enclaves de la región controlados por los kurdos.
La semana pasada, los dos aliados anunciaron que habían llegado a un acuerdo para establecer un centro de operaciones conjuntas en Turquía para la zona segura que Ankara considera esencial para la limpieza de las Unidades de Protección Popular (YPG) dirigidas por los kurdos, que considera una rama del proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y, por lo tanto, una amenaza para su seguridad nacional.
“Las amenazas estadounidenses resultaron ser básicamente palabras vacías”, dijo Soli Özel, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Kadir Has de Estambul, a FT. “Turquía ha vuelto a apostar por su importancia estratégica, y parece que ha dado resultado”.
Sin embargo, existe una campaña bipartidista para presentar una legislación independiente que obligue al presidente a castigar a Turquía cuando el Congreso regrese del receso a principios de septiembre, dijo el FT. Si el Congreso aprueba tal proyecto de ley con una mayoría de dos tercios, Trump no tendría poder para vetarlo.