AFP – El presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, se reunieron el viernes en Sochi para hablar sobre la forma de detener la guerra en Ucrania y el posible inicio de un nuevo conflicto en Siria.
El líder turco se encontraba en un momento de euforia por el éxito diplomático de haber ayudado a orquestar la reanudación de los envíos de grano ucraniano a través del Mar Negro cuando llevó a la mayoría de sus principales ministros a Sochi para sus segundas conversaciones con Putin en 17 días.
Pero hay tensiones. Putin le dijo a Erdogan en Teherán el mes pasado que Rusia sigue oponiéndose a cualquier nueva ofensiva que Turquía pueda estar planeando contra los militantes kurdos en el norte de Siria.
Los analistas creen que estas tensiones forman parte de la “cooperación competitiva” que ha definido la relación de los dos líderes en los últimos 20 años.
Se esperaba que ambos mantuvieran conversaciones privadas y un almuerzo de trabajo, pero no una conferencia de prensa conjunta.
“La guerra de Rusia contra Ucrania ha restablecido la imagen de Turquía como actor geopolítico clave y ha dado a Erdogan más visibilidad que en ningún otro momento de los últimos años”, escribió en un informe la semana pasada el miembro del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores Asli Aydintasbas.
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Conversaciones de tregua
Los intentos de Turquía, miembro de la OTAN, de mantenerse neutral ante el histórico enfrentamiento de Moscú con Occidente por Ucrania están empezando a dar sus frutos.
Tras meses de esfuerzos turcos, Moscú y Kiev firmaron el mes pasado en Estambul un acuerdo respaldado por la ONU para reanudar las entregas de grano desde los puertos ucranianos.
El primer barco procedente de Ucrania cruzó Estambul el miércoles. Otros tres barcos con destino a Turquía y a los mercados de Irlanda y Gran Bretaña zarparon el viernes en virtud de un acuerdo histórico destinado a aliviar la crisis alimentaria mundial provocada por la guerra.
Turquía quiere traducir este éxito en conversaciones de tregua en Estambul entre Putin y el presidente ucraniano Volodymyr Zelenski.
“Discutimos si el acuerdo sobre los cereales podría ser una ocasión para un alto el fuego sostenible”, dijo el ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, tras las conversaciones con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, en Asia esta semana.
Para complicar estos esfuerzos están las repetidas amenazas de Erdogan de lanzar una nueva operación militar en Siria, un país en el que chocan los intereses rusos y turcos.
El ejército ruso ayudó al dictador sirio Bashar Assad a sobrevivir a una rebelión de una década por parte de grupos respaldados por Turquía.
Pero Erdogan amenaza con invadir el norte de Siria para ampliar una zona de amortiguación existente que expulsa a los grupos kurdos que él vincula con los “terroristas” que libran una insurgencia contra el Estado turco.
Putin declaró a los medios de comunicación rusos en Teherán que sigue teniendo “ciertos desacuerdos, obviamente” con Erdogan sobre Siria.
“Lo más probable es que la reunión [del viernes] tenga algo que ver con una posible incursión en Siria, para la que Turquía no obtuvo luz verde”, dijo el analista de asuntos exteriores Soli Ozel, de la Universidad Kadir Has de Estambul.
“Rusia tendría que obtener algo a cambio”, añadió Ozel.
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Juego de espera
Algunos analistas especulan con que lo que Putin quiere realmente son aviones no tripulados y formas de escapar a las sanciones occidentales relacionadas con la guerra de cinco meses.
Turquía ha estado suministrando a Kiev vehículos aéreos letales Bayraktar que han demostrado su eficacia en la destrucción de columnas blindadas rusas en la zona de guerra ucraniana.
Funcionarios estadounidenses afirman que un equipo ruso ha visitado Irán para estudiar la compra de cientos de drones para sus propias fuerzas en Ucrania.
Erdogan ha aumentado la intriga diciendo a su gabinete que Putin le pidió en Teherán que empezara a vender los Bayraktar a Rusia.
Un alto funcionario turco dijo después que Erdogan interpretó la sugerencia como una broma.
Pero el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, pareció dar crédito a la idea.
“La cooperación militar y tecnológica está siempre en la agenda de los dos países”, dijo Peskov a los periodistas.
La inteligencia ucraniana también filtró una supuesta propuesta de Putin a The Washington Post en la que se detallaban las formas en que Rusia podría utilizar las inversiones en Turquía para eludir las sanciones occidentales que están estrangulando lentamente su economía.
Los funcionarios occidentales citados por el periódico no pudieron confirmar si la supuesta interceptación ucraniana era real. Turquía está sometida a una fuerte presión por parte de Estados Unidos para que cumpla las sanciones en su totalidad.
Una fuente de fricción poco probable es la forma en que los dos líderes -conocidos por su retraso crónico- se reunirán realmente.
Erdogan hizo que Putin permaneciera en su sitio durante casi 50 segundos antes de salir a saludarle en Teherán.
Una cámara de la agencia estatal de noticias turca enfocó el rostro inquieto de Putin todo el tiempo.
Muchos interpretaron esto como una venganza por la vez que Putin hizo esperar a Erdogan durante casi dos minutos en una reunión en 2020.