La administración Trump expresó su rechazo a la conferencia convocada por Francia y Arabia Saudita bajo el marco de la ONU para impulsar una solución de dos Estados en la guerra israelí-palestino. A través de un comunicado, el Departamento de Estado calificó el evento como “improductivo e inoportuno” y sostuvo que “este es un truco publicitario que se produce en medio de delicados esfuerzos diplomáticos para poner fin al conflicto”.
Según el mismo comunicado, “lejos de promover la paz, la conferencia prolongará la guerra, envalentonará a Hamás y recompensará su obstrucción y socavará los esfuerzos del mundo real para lograr la paz”. Washington reafirmó su postura de no participar en el foro de la ONU, pero declaró que continuará con sus propios esfuerzos para promover una salida negociada en la región.
El secretario de Estado, Marco Rubio, reafirmó el rechazo a la iniciativa al definirla como “una bofetada en la cara a las víctimas del 7 de octubre”. La administración estadounidense sostuvo que los intentos externos por imponer el modelo de dos Estados contradicen la dinámica actual de la región y que tales propuestas generan efectos adversos sobre los canales de negociación en curso.
El Departamento de Estado también retomó sus críticas a la decisión del presidente Emmanuel Macron de reconocer un Estado palestino en septiembre. Según el gobierno de EE. UU., ese anuncio fue recibido positivamente tanto por Hamás como por la Autoridad Palestina, esta última identificada con una postura más moderada y favorable a una solución de dos Estados junto a Israel.
A pesar del papel de Arabia Saudita como coanfitrión de la conferencia, el comunicado evitó emitir comentarios críticos hacia el reino. La administración Trump mantiene una relación estrecha con el príncipe heredero Mohammed bin Salman, quien ha prometido inversiones significativas en sectores clave de la economía estadounidense como parte de la cooperación bilateral.
La administración no adoptó una posición formal sobre la viabilidad del modelo de dos Estados. No obstante, funcionarios del gobierno evitaron formular juicios sobre este esquema y se abstuvieron de cuestionar las decisiones del Ejecutivo israelí en Judea y Samaria, donde se han implementado políticas que excluyen ese marco de resolución.