¿Ha sido todo en vano? ¿Han tenido las sanciones financieras que Estados Unidos y Occidente han impuesto a Rusia algún efecto coercitivo perceptible sobre el Kremlin? Si no es así, quizá tengamos que revisar la idea de que la «interdependencia armamentística» otorga a Estados Unidos y sus aliados ciertas ventajas competitivas críticas, al menos para explicar por qué Rusia ha logrado hasta ahora escapar a los peores efectos del ostracismo.
Evaluación
La cuestión de cómo utilizar mejor el ámbito de las finanzas para socavar el poder ruso se reduce esencialmente a esto: ¿Hasta qué punto pueden Estados Unidos y sus aliados utilizar herramientas financieras para socavar la capacidad de Rusia para hacer la guerra? Empecemos por lo que las herramientas financieras no han hecho. Las sanciones financieras no han congelado la economía rusa ni han impedido que Rusia exporte energía. Las sanciones financieras no han paralizado la industria de defensa rusa, aunque han contribuido a dificultar que Rusia se abastezca de algunos componentes a nivel internacional. Las sanciones financieras no han obligado a Rusia a abandonar la guerra, ni han mermado gravemente su capacidad para pagar el conflicto. Además, la campaña financiera -junto con la propia guerra y las sanciones comerciales y económicas- ha perturbado los flujos mundiales de bienes y capitales y ha contribuido a aumentar la inflación en todo el mundo.
Sin embargo, debemos dudar antes de concluir que las herramientas financieras estadounidenses no han tenido ningún impacto. Las sanciones financieras han cortado una enorme tajada de los activos internacionales de Rusia. Es posible que Rusia nunca vuelva a tener acceso a esos activos, y la capacidad de Rusia para mantener dinero en el extranjero se ha visto fuertemente restringida. Las importaciones y exportaciones rusas han caído sustancialmente, si no hasta cero. Los ciudadanos rusos ricos han perdido el control de los activos que poseen en el extranjero. A largo plazo, las previsiones de crecimiento de la economía rusa se han vuelto sombrías. Estas cosas no han tenido un impacto inmediato, pero han incomodado a Rusia y seguirán haciéndolo durante algún tiempo. Es posible que acaben reduciendo el apoyo interno al régimen de Putin, y podrían dificultar que Rusia haga travesuras en el futuro.
Parte de la cuestión es que Rusia es importante y a los países grandes e importantes no se les puede cortar el grifo sin más. Algunas comparaciones pueden ser útiles. Corea del Norte representaba en torno al 0,01% del comercio mundial en la década de 2000, cuando empezó a ser objeto de severas sanciones financieras. Irán representaba entre el 0,1% y el 0,2% antes de la última ronda de sanciones. Ambos países se vieron aislados de los recursos financieros comunes con escasos daños colaterales -aunque el secuestro de Irán afectó sin duda a los precios de la energía- y, aunque ninguno de los dos se ha hundido, en general no se consideran dinamos económicos.
La economía rusa, que representa entre el 1% y el 2% del comercio mundial, está sufriendo las consecuencias de las sanciones financieras, pero con considerables efectos secundarios sobre la inflación y los flujos comerciales mundiales. A un nivel cercano al «patrón Rusia», las sanciones financieras empiezan a perjudicar a todos, incluidos los Estados que las lanzan. Consideremos que en 1914 la cuota del 9,3% del comercio mundial de Alemania fue suficiente para disuadir a los británicos de una declaración de guerra financiera total por temor a que las fuertes sanciones causaran una devastación financiera mundial. En este contexto, cabe señalar que la República Popular China representa alrededor del 15% del comercio mundial, lo que convierte la guerra financiera en una perspectiva muy delicada de contemplar.
¿Y ahora qué?
El ámbito de las finanzas es un concepto útil para reflexionar sobre la competencia internacional. Las finanzas no han ganado (todavía) la guerra por poderes de Occidente contra Rusia, pero han ofrecido un conjunto de herramientas para infligir daños a Rusia y mantener viable el esfuerzo bélico ucraniano. Y como sostiene Richard Oscar, el hecho de que tantos países se hayan unido al régimen de sanciones ha obligado a esos países a desarrollar la capacidad administrativa para ejecutar las sanciones, lo que significa que los esfuerzos futuros pueden llegar a ser aún más letales. Sin embargo, el problema en el futuro puede no ser que las herramientas sean insuficientemente letales; puede ser que castigar a los objetivos (Rusia, China o cualquier otro país que Estados Unidos decida aplastar en el futuro) se convierta en algo demasiado peligroso para Estados Unidos y sus socios.