Grecia dijo el viernes que ha completado una valla de 40 kilómetros en su frontera con Turquía y que se había puesto en marcha un nuevo sistema de vigilancia para impedir que posibles solicitantes de asilo traten de llegar a Europa tras la toma de Afganistán por los talibanes.
Los acontecimientos en Afganistán han alimentado los temores en la Unión Europea de que se repita la crisis de los refugiados de 2015, cuando casi un millón de personas que huían de la guerra y la pobreza en Oriente Medio y más allá cruzaron a Grecia desde Turquía antes de viajar al norte hacia Estados más ricos.
Grecia estuvo en la primera línea de esa crisis y ha dicho que sus fuerzas fronterizas están en alerta para asegurarse de que no se convierta de nuevo en la puerta de entrada de Europa.
La crisis de Afganistán ha creado “posibilidades de flujos migratorios”, dijo el ministro de Protección Ciudadana, Michalis Chrisochoidis, tras visitar el viernes la región de Evros con el ministro de Defensa y el jefe de las Fuerzas Armadas.
“No podemos esperar, de forma pasiva, el posible impacto”, dijo Chrisochoidis a los periodistas. “Nuestras fronteras seguirán siendo seguras e inviolables”.
Chrisochoidis dijo que en los últimos días se había completado la ampliación de la valla existente de 12,5 kilómetros, así como un sistema de vigilancia electrónica automatizada de alta tecnología.
Las llegadas de migrantes a Grecia, ya sea por tierra o por mar, se han reducido en general a un goteo desde 2016, cuando la UE acordó un acuerdo con Turquía para frenar los flujos a cambio de ayuda financiera.
El primer ministro Kyriakos Mitsotakis y el presidente turco Tayyip Erdogan discutieron por teléfono el viernes, y Erdogan dijo que Afganistán e Irán -una ruta clave para los afganos que llegan a Turquía- deben ser apoyados o una nueva ola de migración era “inevitable”, dijo un comunicado de su oficina.
Grecia y Turquía, aliados de la OTAN y rivales históricos, están enfrentados desde hace tiempo por cuestiones relacionadas con los inmigrantes y las reivindicaciones territoriales en el Mediterráneo oriental.
En los últimos meses, Grecia ha endurecido su política migratoria cercando sus campamentos de inmigrantes y lanzando licitaciones a nivel de la UE para construir dos instalaciones de tipo cerrado en las islas de Samos y Lesbos, cercanas a Turquía.
En el pasado reciente ha impedido la entrada de personas en sus aguas, aunque niega las acusaciones ampliamente difundidas de las llamadas “devoluciones”.