Este principio podría aplicarse a la capacidad de producción de petróleo de Arabia Saudita, a la que el mundo occidental tiene en su punto de mira para llenar el vacío de suministro del tamaño de Rusia que han dejado los embargos. Sin embargo, como detalla Katharina Buchholz, de Statista, en los últimos tres años Arabia Saudita sólo se acercó a su capacidad máxima de producción declarada de 12 millones de barriles diarios en un mes, lo que arroja dudas sobre la capacidad del reino de aumentar rápidamente su producción para estabilizar los mercados mundiales. Según Bloomberg, estas predicciones provienen de los dirigentes de los Emiratos Árabes Unidos, que junto con los saudíes son los únicos miembros de la OPEP que tienen capacidad de producción de sobra, al menos sobre el papel.
Joe Biden viaja esta semana a Arabia Saudita y el aumento del suministro mundial de petróleo será uno de los puntos principales de la agenda del presidente estadounidense. Hasta ahora, el reino del Golfo y sus aliados de la OPEP se han mostrado reacios a realizar grandes cambios como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania. La OPEP se aferró a sus lentos aumentos de producción que estaban programados para revertir los recortes de la era Covid entre marzo y junio, y sólo recientemente acordó aumentar las cuotas de producción más rápidamente en los próximos meses a la luz de la dramática evolución del mercado mundial. La cuota de producción de Arabia Saudita para agosto de 2022 se sitúa en 11 millones de barriles diarios, más de lo que ha sido en mucho tiempo y todavía un millón de barriles diarios por debajo de la esquiva cuota máxima del país.
Según los datos de la organización, Arabia Saudita se ha mantenido por debajo de su cuota de producción antes de la epidemia de Covid-19 y sólo se acercó una vez a su capacidad máxima de producción declarada en abril de 2020, en medio de una disputa con Rusia que vio cómo las cuotas de producción se esfumaban. En los meses siguientes, el reino se retiró, aceptando voluntariamente cuotas de producción inferiores a las de su rival. Si los saudíes pueden producir más, es posible que tampoco quieran hacerlo.
Llevar la producción de petróleo al límite de lo posible a nivel mundial conlleva un riesgo inherente en caso de que se produzca otra interrupción, como ocurrió recientemente en Libia debido a los disturbios políticos. Como esa interrupción no puede ser compensada en absoluto, podría provocar un salto aún más drástico en los precios del petróleo.