En la capital de Yemen, Saná, los islamistas hutíes asaltaron las instalaciones de la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, apoderándose de documentos, muebles y vehículos, según informó un alto representante de la ONU.
Este acto representa la más reciente ofensiva de los hutíes contra individuos que colaboran con la ONU, agencias humanitarias y embajadas extranjeras. La acción ocurre en un contexto donde los rebeldes, apoyados por Irán, han intensificado sus ataques contra embarcaciones en el corredor del mar Rojo, vinculado a la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza.
El 3 de agosto, los rebeldes se apoderaron de la sede de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU en Saná, forzando a los empleados yemeníes a entregar sus pertenencias, entre ellas documentos, muebles y vehículos, según declaró Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en un comunicado oficial.
“Las fuerzas de Ansar Allah deben retirarse del lugar y devolver de inmediato todos los bienes y pertenencias confiscados”, exigió Türk, utilizando la denominación oficial de los hutíes.
Hasta el momento, no ha habido respuesta por parte de los hutíes, ya que un portavoz del grupo no ha respondido a llamadas ni mensajes en busca de comentarios.
Tras la campaña de represión llevada a cabo en junio por los hutíes, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU decidió suspender sus operaciones en Saná y en otras áreas bajo control hutí, aunque continúa con sus actividades en las regiones de Yemen que están bajo el control del gobierno reconocido internacionalmente.