SEÚL, Corea del Sur – El líder de Corea del Norte, Kim Jong-Un, supervisó de nuevo el lanzamiento de “nuevas” armas, según informaron el domingo los medios de comunicación estatales, contaminando aún más el agua para reanudar las negociaciones sobre la desnuclearización.
El ejército surcoreano dijo que el Norte lanzó dos misiles balísticos de corto alcance el sábado, pero los medios de comunicación estatales dijeron que probó un “lanzacohetes múltiple ultra grande”.
Este fue el último de una serie de lanzamientos de armas nucleares que el Norte ha realizado en las últimas semanas para protestar contra los ejercicios militares conjuntos de Estados Unidos y Corea del Sur que finalizaron hace casi una semana.
Kim dijo que el “nuevo sistema” es un “arma excelente” y expresó su “aprecio” por los científicos que lo diseñaron y construyeron, según informó la Agencia Central de Noticias de Corea.
“La prueba de fuego demostró que todas las características tácticas y tecnológicas del sistema cumplían con los parámetros especificados”, se informó.
Kim también dijo que el país debe continuar incrementando el ritmo de desarrollo de armas “para reprimir fuertemente las crecientes amenazas militares y las presiones de las fuerzas hostiles”, dijo el representante del KPA.
Precisamente este mes, Kim ha observado al menos dos pruebas más de armas “nuevas”, aunque la naturaleza y las características técnicas de estas armas siguen siendo un misterio.
Las pruebas del sábado llevaron al presidente de la Casa Azul de Corea del Sur a convocar una reunión del Consejo de Seguridad Nacional (NSC).
Las negociaciones en un punto muerto
“Los miembros del NSC acordaron continuar los esfuerzos diplomáticos con la comunidad internacional para llevar a Corea del Norte de vuelta a la mesa de negociaciones con los EE.UU. para lograr el objetivo de la completa desnuclearización de la Península de Corea”, dijo el comunicado del gobierno.
Pero el inicio de estas conversaciones a cualquier hora del día parece poco probable.
Las negociaciones entre Pyongyang y Washington se han estancado desde el fracaso de la segunda cumbre entre el presidente estadounidense Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jong-Un en Hanoi en febrero, sin llegar a un acuerdo sobre la escala de la desnuclearización del Norte y la flexibilización de las sanciones.
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Trump y Kim acordaron iniciar negociaciones a nivel laboral durante una reunión improvisada en la zona desmilitarizada que separa a Corea del Norte de Corea del Sur el 30 de junio, pero las negociaciones fracasaron.
La semana pasada, el Enviado Especial de Estados Unidos a Corea del Norte, Stephen Biegun, dijo durante una visita a Seúl que Washington estaba “listo para comprometerse” tan pronto como escuchó de Pyongyang.
Pero entonces Corea del Norte atacó al secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo el viernes, llamándolo “toxina mortal” y diciendo que era “escéptico” sobre si podía negociar con él.
Pyongyang también prometió seguir siendo la “mayor amenaza” de Estados Unidos y dijo que los ejercicios militares conjuntos anuales entre Estados Unidos y Corea del Sur tenían perspectivas “complicadas” para las conversaciones nucleares.
Washington ha enviado casi 30.000 soldados a Corea del Sur.
“Estamos listos para el diálogo y el enfrentamiento”, dijo en una declaración el ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Norte, Ri Yong Ho.