El presidente ruso, Vladimir Putin, ha tratado de convertirse en el nuevo zar Pedro el Grande o la emperatriz Catalina la Grande. Sin embargo, en lugar de reconstruir el Imperio ruso, Putin ha logrado encaminar a su nación hacia la ruina y ha convencido a sus vecinos de la necesidad de rearmarse y asegurarse de que no caen bajo su esfera de influencia.
Putin y la carrera armamentística en Europa
Los Estados bálticos de Estonia, Letonia y Lituania han apoyado a Ucrania y han tratado de adquirir nuevo material militar, incluidos los sistemas de misiles HIMARS de fabricación estadounidense. Asimismo, Polonia va camino de convertirse en el mayor operador de carros de combate de la OTAN después de Estados Unidos.
Rumanía y la OTAN
Rumanía está en camino de asegurar también el flanco sur de la OTAN. El país balcánico, miembro de la OTAN desde 2004, ha anunciado que aumentará su gasto en defensa hasta el 2,5% de su producto interior bruto (PIB) el próximo año, frente al 2% actual. Además, la empresa estatal ROMARM ha empezado a invertir en nuevas tecnologías para impulsar la producción y las exportaciones en la región, y desde que Rusia lanzó su invasión no provocada en febrero, la facturación de la ROMARM se ha multiplicado por seis, y la mayor parte corresponde a las exportaciones.
Rumanía y Ucrania
Bucarest no ha revelado cuánta ayuda ha proporcionado también a Ucrania, pero el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo en noviembre que era “significativa”.
Putin ha logrado su objetivo de reavivar la carrera armamentística en Europa. La OTAN se ha visto obligada a adaptarse a una Rusia cada vez más agresiva y la región se encuentra en un constante estado de alerta.