El gasoducto Nord Stream 1, que suministra gas natural a Alemania desde Rusia a través del Mar Báltico, está sufriendo una rápida fuga de gas hacia el océano. Los aviones de combate de la fuerza aérea danesa tomaron fotos de las fugas y las publicaron en Internet.
La Red Sísmica Nacional de Suecia detectó un terremoto de magnitud 2,3 tras una serie de explosiones en las zonas donde se producen las fugas del gasoducto. Aunque ningún grupo ha reivindicado la autoría de la fuga, un coro cada vez más numeroso de funcionarios de la OTAN y políticos occidentales apuntan al sabotaje ruso.
Un comunicado de la OTAN decía lo siguiente
“Los daños en los oleoductos Nordstream 1 y Nord Stream 2 en aguas internacionales del Mar Báltico son motivo de profunda preocupación. Toda la información disponible actualmente indica que es el resultado de actos de sabotaje deliberados, imprudentes e irresponsables. Estas fugas están provocando riesgos para la navegación y daños medioambientales considerables. Apoyamos las investigaciones en curso para determinar el origen de los daños”.
Añadió que “nosotros, como Aliados, nos hemos comprometido a prepararnos, disuadir y defendernos contra el uso coercitivo de la energía y otras tácticas híbridas por parte de actores estatales y no estatales. Cualquier ataque deliberado contra las infraestructuras críticas de los Aliados se enfrentaría a una respuesta unida y decidida”.
Aunque el oleoducto que da servicio a Alemania no está actualmente operativo debido a supuestos problemas de mantenimiento, es poco probable que vuelva a funcionar. Antes de la invasión rusa, el oleoducto se utilizaba para abastecer a la industria alemana, aunque los críticos han dicho que el proyecto energético hacía a Berlín peligrosamente dependiente de Moscú.
La declaración de la OTAN se hizo eco de una declaración anterior del Consejo Europeo, en la que se afirmaba que “la Unión Europea está profundamente preocupada por los daños sufridos por los gasoductos Nord Stream 1 y 2, que han provocado fugas en las aguas internacionales del Mar Báltico.”
“La seguridad y las preocupaciones medioambientales son de máxima prioridad. Estos incidentes no son una coincidencia y nos afectan a todos”, continúa el comunicado. “Toda la información disponible indica que esas fugas son el resultado de un acto deliberado. Apoyaremos cualquier investigación encaminada a obtener plena claridad sobre lo sucedido y por qué, y tomaremos nuevas medidas para aumentar nuestra capacidad de resistencia en materia de seguridad energética. Cualquier perturbación deliberada de las infraestructuras energéticas europeas es absolutamente inaceptable y se responderá con una respuesta contundente y unida”.
Las autoridades rusas se han lavado completamente las manos, e incluso han solicitado la convocatoria de una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para investigar el incidente.
A pesar de que Rusia niega su responsabilidad, los expertos han especulado que los artefactos que causaron las explosiones podrían haber sido colocados a través de un submarino hace días o semanas. De ser cierto, representaría un ejemplo sorprendente de la escalada premeditada de Rusia en respuesta a las paralizantes sanciones impuestas por los países occidentales.