Según la Dirección de Inteligencia de Ucrania, la industria de defensa rusa está sufriendo las consecuencias de las sanciones extranjeras, lo que hace imposible que Moscú siga produciendo el esencial avión radar A-50.
Según un informe de inteligencia del martes del Ministerio de Defensa del Reino Unido, Rusia posee seis o siete A-50 operativos.
Andriy Yusov, representante de la división de inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano, declaró durante un telemaratón nacional que había quizás diez modelos diferentes de estos aviones [A-50] en total. “Otro factor es la capacidad de fabricarlos, no cuántos hay. En estos momentos, la deteriorada industria de la Federación Rusa es incapaz de producir nuevos aviones con funciones comparables”.
Yusov afirmó que, debido a las restricciones, los proveedores extranjeros dudan en trabajar con Rusia.
Falta de voluntad para apoyar a las fuerzas rusas
La ausencia de electrónica y suministros extranjeros ha sido un problema para el sector de defensa ruso desde que comenzó la invasión de Ucrania por parte del Kremlin en febrero de 2022.
El Ministerio de Defensa del Reino Unido afirma que “el modelo A-50 MAINSTAY es un sistema ruso de alerta temprana y control aéreo. Su trabajo consiste en crear una imagen aérea reconocible y dar cooperación a los aviones de combate cercanos”.
Los radares se basan en el avión de carga IL-76, y la versión actualizada puede detectar lanzamientos de misiles desde 800 km, objetivos terrestres y marinos a 300 km, y rastrear simultáneamente 300 objetos, según informó el 22 de febrero el medio de comunicación estatal ruso TASS.
El 26 de febrero, un ataque con dron a unas instalaciones en Bielorrusia pudo haber dañado gravemente un A-50 ruso.
“Dos explosiones y daños en las zonas delantera y central del A-50 MAINSTAY, así como en la antena del radar”, según organizaciones de la oposición en Bielorrusia.
La pérdida de un A-50 MAINSTAY sería significativa, ya que es esencial para las operaciones aéreas rusas por proporcionar una imagen del espacio aéreo de combate y “dificultaría aún más las operaciones aéreas rusas”, aunque el Reino Unido no pudo confirmar los daños ni la identidad del atacante.