El número de víctimas del último ataque ruso con misiles contra Ucrania sigue aumentando, con al menos 35 civiles muertos, entre ellos dos niños.
A pesar de las afirmaciones del Ministerio de Defensa ruso, continúan los combates en la pequeña ciudad salinera de Soledar, en el Donbás.
Los asaltos rusos encabezados por mercenarios del Grupo Wagner han entrado en la ciudad y han capturado grandes partes de ella. Pero los ucranianos oponen una feroz resistencia.
Las bajas rusas en Ucrania
Continúa el altísimo índice de bajas que sufren las fuerzas rusas en Ucrania. Por término medio, las fuerzas rusas pierden cada día unos 500 soldados y mercenarios del Grupo Wagner.
Aunque Moscú ha creado una reserva de aproximadamente 150.000 soldados para posteriores operaciones ofensivas una vez que el tiempo lo permita, el alto índice de bajas en los frentes podría obligar al Ministerio de Defensa ruso a desplegar parte de sus reservas para estabilizar el frente.
También está por ver si el ejército ucraniano esperará a absorber el golpe ruso antes de lanzar sus propias contraofensivas previstas.
En general, el Ministerio de Defensa ucraniano afirmó que, hasta el lunes, las fuerzas ucranianas habían matado aproximadamente a 116.080 soldados rusos (y herido aproximadamente el doble o el triple), destruido 286 aviones de combate, ataque, bombarderos y transporte, 276 helicópteros de ataque y transporte, 3.118 tanques, 2.099 piezas de artillería, 6.204 vehículos blindados de transporte de tropas y vehículos de combate de infantería, 438 sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes (MLRS), 16 barcos y cúteres, 4.870 vehículos y depósitos de combustible, 220 baterías antiaéreas, 1.872 sistemas aéreos tácticos no tripulados, 190 plataformas de equipos especiales, como vehículos puente, y cuatro sistemas móviles de misiles balísticos Iskander, y 749 misiles de crucero derribados por las defensas aéreas ucranianas.
Suecia, Finlandia, Turquía y la OTAN
Mientras tanto, continúa el tira y afloja entre Suecia, Finlandia y Turquía sobre la admisión de los dos primeros en la OTAN.
Turquía es el único miembro de la OTAN que no ha ratificado la decisión de admitir a los dos países escandinavos en la alianza transatlántica.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan exige la extradición de unas 130 personas -principalmente kurdos- a Turquía para que Ankara acceda y permita a Suecia y Finlandia ingresar en la OTAN. Sin embargo, los dos países escandinavos se han mostrado reacios a doblegar sus propias leyes para apaciguar a Turquía, que tiene un historial muy pobre en materia de derechos humanos.
Tras presenciar la invasión brutal y no provocada de Ucrania por parte de Rusia, Estocolmo y Helsinki, ambos fronterizos con Rusia (Finlandia por tierra, Suecia por mar), abandonaron décadas de neutralidad y solicitaron su ingreso en la OTAN.
En ambos países, una abrumadora mayoría de la ciudadanía desea unirse a la alianza transatlántica.
A pesar de ser miembro de la OTAN, Turquía sigue aplicando una estrategia muy ambigua que a menudo ayuda a los adversarios estadounidenses y occidentales, entre ellos Rusia e Irán.
Mientras tanto, la Casa Blanca está impulsando un acuerdo para vender a Turquía aviones de combate F-16V Fighting Falcon y modernizar también su flota actual.
Sin embargo, es muy poco probable que la venta sea aprobada por un Congreso cada vez más consciente de la hostilidad de Turquía y de sus sentimientos y políticas antiestadounidenses y antioccidentales.