El primer ministro Sharif anuncia respuesta militar a India, vengando víctimas en Cachemira, tras intensos enfrentamientos entre ambas potencias nucleares.
Escalada militar entre Pakistán e India en Cachemira
El primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, anunció que las fuerzas armadas de su país ejecutaron una “respuesta adecuada” contra India, en represalia por ataques previos que, según Islamabad, costaron vidas inocentes. En un comunicado oficial, Sharif afirmó: “Hoy, hemos dado a India una respuesta adecuada y hemos vengado la sangre de vidas inocentes”. La declaración siguió a una reunión con líderes de todos los partidos políticos, en un esfuerzo por mostrar unidad nacional frente a la escalada de tensiones con su vecino nuclear. Los enfrentamientos, descritos como los peores en décadas, se intensificaron tras una serie de ataques y contraataques en la disputada región de Cachemira.
Durante la noche, Pakistán lanzó operaciones militares dirigidas contra múltiples objetivos en territorio indio. Según fuentes militares paquistaníes, los ataques incluyeron un sitio de almacenamiento de misiles en el norte de India, en respuesta a lo que Islamabad calificó como agresiones previas del ejército indio. Las autoridades paquistaníes acusaron a India de atacar tres de sus bases militares, incluida una ubicada en Rawalpindi, a solo 10 kilómetros de la capital, Islamabad. Estos incidentes marcan un punto crítico en las relaciones bilaterales, ya marcadas por décadas de hostilidad.
Por su parte, el comandante de ala indio, Vyomika Singh, informó en una sesión informativa que India enfrentó “varios ataques con misiles de alta velocidad” contra sus bases aéreas. Sin embargo, aseguró que los daños a los equipos fueron “limitados”. India no proporcionó detalles adicionales sobre el alcance de los ataques ni sobre posibles bajas en su territorio, pero reiteró su compromiso de proteger su soberanía frente a las acciones de Pakistán.
En la región de Cachemira bajo control paquistaní, las autoridades locales reportaron graves consecuencias para la población civil. Según la autoridad de gestión de desastres de la región, al menos 13 civiles murieron en un período de 12 horas hasta el mediodía del sábado, debido al intercambio de disparos entre ambos países. Además, más de 50 personas resultaron heridas, lo que refleja la intensidad de los enfrentamientos en esta zona fronteriza altamente militarizada.
Datos clave de la guerra en Cachemira
- Muertes civiles: Al menos 13 civiles murieron en la Cachemira paquistaní en 12 horas, según autoridades locales.
- Heridos: Más de 50 personas resultaron heridas en la misma región durante los enfrentamientos.
- Objetivos atacados: Pakistán apuntó a un sitio de almacenamiento de misiles en el norte de India, mientras India atacó tres bases paquistaníes, incluida una en Rawalpindi.
- Contexto: Las tensiones se intensificaron tras un ataque indio a “infraestructura terrorista” en Pakistán el miércoles.
- Historial: India y Pakistán han librado tres guerras desde 1947, dos de ellas por el control de Cachemira.
Antecedentes de la escalada en Cachemira
Las hostilidades recientes tienen su origen en un ataque perpetrado por India el miércoles contra lo que describió como “infraestructura terrorista” en territorio paquistaní. Este operativo, según Nueva Delhi, buscaba desmantelar bases utilizadas por grupos terroristas responsables de ataques en suelo indio. Pakistán rechazó las acusaciones, calificándolas de pretextos para justificar agresiones militares, y prometió una respuesta contundente. La acción india marcó el inicio de una serie de retaliaciones que han llevado a ambos países al borde de un conflicto mayor.
La región de Cachemira, dividida entre India y Pakistán desde la partición de 1947, ha sido un punto de fricción constante. Ambos países reclaman la totalidad del territorio, pero solo controlan partes de él. La Línea de Control, que separa las zonas administradas por cada nación, es una de las fronteras más militarizadas del mundo. Desde la revocación en 2019 por parte de India del estatus especial de Jammu y Cachemira, las tensiones han aumentado, con frecuentes enfrentamientos entre tropas de ambos lados y un incremento en las operaciones antiterroristas indias.
Los enfrentamientos actuales no son un hecho aislado. En febrero de 2019, un ataque terrorista en Pulwama, en la Cachemira india, que dejó 40 soldados muertos, desencadenó una crisis similar. India respondió con un ataque aéreo contra un supuesto campo de entrenamiento terrorista en Balakot, en territorio paquistaní, lo que llevó a una breve pero intensa confrontación aérea entre ambas naciones. Aunque la situación se desescaló con mediación internacional, el precedente dejó claro el potencial de una escalada rápida en la región.
Las capacidades nucleares de ambos países añaden una dimensión de extrema gravedad al conflicto. India y Pakistán realizaron pruebas nucleares en 1998, y desde entonces han desarrollado arsenales que, según estimaciones del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), incluyen entre 150 y 170 ojivas cada uno. Esta paridad nuclear ha actuado como un disuasivo, pero también eleva el riesgo de consecuencias catastróficas en caso de un conflicto a gran escala.
Impacto regional y global de la guerra
Los enfrentamientos han generado preocupación internacional, dado el potencial de desestabilización en el sur de Asia. La rivalidad entre India y Pakistán no solo afecta a la región de Cachemira, sino que también tiene implicaciones para potencias globales como Estados Unidos, China y Rusia, que mantienen intereses estratégicos en la zona. China, aliada cercana de Pakistán, ha invertido miles de millones de dólares en el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), un proyecto clave de su Iniciativa de la Franja y la Ruta. Cualquier escalada militar podría amenazar estas inversiones y complicar las relaciones entre Pekín y Nueva Delhi.
Por otro lado, India ha fortalecido su relación con Estados Unidos en los últimos años, particularmente en el marco del Quad, una alianza que incluye a Japón y Australia para contrarrestar la influencia china en el Indo-Pacífico. Washington ha instado a ambas partes a ejercer moderación, pero su apoyo a India en cuestiones de seguridad podría complicar los esfuerzos de mediación. Mientras tanto, Rusia, tradicionalmente un proveedor de armas para India, ha intentado mantener una postura neutral, ofreciéndose como mediador en el pasado.
En el ámbito doméstico, tanto Shehbaz Sharif como el primer ministro indio, Narendra Modi, enfrentan presiones internas para proyectar fortaleza. En Pakistán, la economía enfrenta una inflación galopante y una deuda externa creciente, lo que hace que la unidad nacional frente a India sea un recurso político valioso para Sharif. En India, el gobierno de Modi, respaldado por una coalición liderada por el BJP, ha adoptado una postura dura contra el terrorismo, un tema que resuena fuertemente entre su base electoral.
La comunidad internacional, incluidos organismos como las Naciones Unidas, ha hecho llamados a la calma, pero la falta de un mecanismo efectivo para resolver la guerra de Cachemira limita las opciones de desescalada. Mientras las operaciones militares continúan, la población de Cachemira, atrapada entre dos potencias, sigue siendo la más afectada, con un saldo creciente de víctimas civiles y una infraestructura cada vez más deteriorada.