El jueves, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, afirmó que “la marea está cambiando” en las relaciones de los Estados Unidos con China, alegando que hay apoyo internacional a las políticas estadounidenses, incluyendo el aumento de las maniobras marítimas en el Mar del Sur de China y la oposición al uso de la tecnología china en las redes internacionales 5G.
Reflejando las crecientes tensiones entre Washington y Pekín, Pompeo adoptó una línea dura con China en su testimonio ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
“Vemos al Partido Comunista Chino como lo que es: el centro de la amenaza de nuestros tiempos”, anunció Pompeo.
En los últimos días, Washington y Pekín han cerrado cada uno de los consulados del otro país, los Estados Unidos cerrando la oficina de China en Houston y China tomando represalias cerrando la instalación de los Estados Unidos en Chengdu y Pompeo recientemente anunció el fin del estatus comercial especial de Hong Kong.
“Cerramos el consulado de Houston porque era una guarida de espías”, señaló Pompeo.
Se negó a abordar directamente los informes de que Rusia ofrecía recompensas por la matanza de soldados estadounidenses en Afganistán. “La gente adecuada ha estado al tanto de cada amenaza a nuestros soldados en el terreno en Afganistán”, indicó, en respuesta a una pregunta del senador Bob Menéndez, el demócrata del comité superior.
Pompeo estaba testificando públicamente en la audiencia del Comité de Relaciones Exteriores por primera vez en 15 meses, discutiendo la solicitud de presupuesto anual del Departamento de Estado.
La administración del presidente Donald Trump ha intentado recortar el presupuesto del Departamento de Estado desde que asumió el cargo, el cual ha sido rechazado por el Congreso cada año. Los legisladores demócratas manifestaron en la audiencia que tampoco apoyarán los fuertes recortes de este año.
El Comité Demócrata publicó esta semana un informe que criticó duramente la permanencia de Pompeo en el Departamento de Estado, afirmando que había perjudicado la capacidad del departamento para llevar a cabo la diplomacia dejando puestos de trabajo abiertos durante meses, tratando mal a los diplomáticos de carrera y promoviendo una cultura de represalias.
Los legisladores también preguntaron a Pompeo sobre el despido abrupto de Steve Linick, el inspector general del Departamento de Estado, por parte de Trump en mayo, mientras investigaba la venta de armas a Arabia Saudita y las acusaciones de que Pompeo ordenó indebidamente a un subordinado financiado por los contribuyentes que se ocupara de sus recados personales.
Pompeo negó haber hecho algo malo, repitiendo afirmaciones anteriores de que Linick había filtrado información de manera inapropiada.