Llegó el día. Tras meses de especulaciones sobre los vínculos entre Rusia y la administración de Donald Trump, este viernes se produjo el primer encuentro cara a cara entre él y Vladimir Putin.
El apretón de manos fue captado por los periodistas en la antesala de la reunión de apertura entre los mandatarios del G-20. Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, también estuvo presente durante el saludo.
El encuentro fue cálido. Ambos presidentes se mostraron sonrientes y se vieron señales de buena sintonía entre ellos. De todos modos, lo verdaderamente importante ocurrirá más tarde, cuando los presidentes mantengan su primera reunión bilateral. Se espera que discutan de muchos de los temas sensibles de estas semanas, como el conflicto con Corea del Norte.
En las últimas horas, Trump ha dicho que quiere buscar maneras para trabajar con Putin, una meta que se hace más difícil por las diferencias sobre las acciones de Rusia en Siria y Ucrania y las acusaciones de que Moscú intervino en las elecciones presidenciales deEstados Unidos en 2016.
La preocupación en Washington es que el republicano, que incursiona en la política, esté menos preparado que Putin, que ha lidiado con los dos últimos ocupantes de la Casa Blanca y decenas de líderes mundiales.
Mientras las investigaciones continúan sobre si hubo alguna colusión entre la campaña presidencial de Trump y Rusia, el mandatario estadounidense ha estado bajo presión para que asuma una línea dura frente al Kremlin. Moscú ha negado cualquier interferencia y Trump dice que su campaña no coludió con Rusia.
El jueves, Trump ganó alabanzas de al menos un republicano de línea dura en el Congreso tras su discurso en Varsovia, en el que instó a Rusia a poner fin a sus «actividades desestabilizadoras» y detener su apoyo a Siria e Irán.
«Este es un gran comienzo para una semana importante de la política exterior de Estados Unidos«, dijo el senador republicano Lindsey Graham, que a menudo ha sido crítico de Trump en temas de seguridad.