Por segunda vez en tres meses, Rusia está haciendo ruido sobre su ayuda a Irán en el ámbito de la tecnología de satélites.
Cualquier cooperación y progreso de este tipo preocupa enormemente a Israel y a Estados Unidos porque algunos aspectos de la tecnología de satélites pueden ser de doble uso aplicados a la entrega de armas nucleares, así como a la posible mejora de las capacidades de recopilación de información de la República Islámica.
¿Hasta qué punto cambian las cosas las últimas noticias?
El miércoles, Rusia anunció que lanzará un satélite iraní al espacio la próxima semana.
La agencia moscovita Roscosmos ha desarrollado el satélite de teledetección Khayyam, que proporcionará “datos espaciales precisos” a Irán para mejorar la productividad agrícola, el control de los recursos hídricos, la gestión de las catástrofes naturales y la vigilancia de las minas, según los medios iraníes.

Sin embargo, además de la agricultura y el agua, los informes también indican que los satélites ayudarán a vigilar las fronteras de Irán y otros usos no especificados. Esta es la parte que causará ansiedad en Jerusalén y Washington.
¿Hará la ayuda rusa a Teherán más difícil la infiltración en las fronteras de Irán, que podría ser necesaria para llevar a cabo operaciones cruciales para frenar su programa de armas nucleares, así como sus esfuerzos para llevar a cabo operaciones terroristas contra Israel, Estados Unidos y los estados suníes moderados?
¿Y llevará la ayuda rusa a un salto adelante en las capacidades de lanzamiento de satélites independientes de la República Islámica, lo que se traducirá en una mayor capacidad para lanzar futuras armas nucleares potenciales?
A mediados de junio, The Washington Post informó de que Rusia se estaba preparando para proporcionar a Irán un satélite avanzado que le permitiría rastrear posibles objetivos militares en todo Oriente Próximo, lo que hizo temblar a gran parte de la región.
Según el informe, Moscú lanzaría y luego entregaría a Irán el control de un satélite Kanopus-V equipado con una cámara de alta resolución en unos meses.
Funcionarios israelíes anónimos dijeron a la KAN que estaban preocupados por el informe, mientras que los funcionarios estadounidenses en público hicieron poco por disipar el misterio que rodea el asunto. Además, los funcionarios estaban preocupados por la posibilidad de que Teherán adquiriera las fotos y las pasara a proxies como Hezbolá y Hamás para aumentar la precisión y la eficacia de su poder destructivo.
La respuesta de Putin
En su momento, el presidente ruso Vladimir Putin negó rotundamente el informe, calificándolo de “basura”, lo que lo distingue de los actuales acontecimientos que Moscú pregona con orgullo.
Por otra parte, el líder ruso rara vez admite acciones que su país lleva a cabo y que gran parte del mundo desaprobaría, por lo que los últimos anuncios pueden ser una sutil cobertura de objetivos más insidiosos.
El informe de mediados de junio decía que el nuevo satélite permitiría “la vigilancia continua de instalaciones que van desde las refinerías de petróleo del Golfo Pérsico y las bases militares israelíes hasta los cuarteles iraquíes que albergan a las tropas estadounidenses“, citando tres fuentes no identificadas: un funcionario actual y otro anterior de Estados Unidos y un alto funcionario del gobierno de Oriente Medio informado sobre la venta.
Aunque el Kanopus-V se comercializa para uso civil, aparentemente similar al anuncio del lanzamiento del satélite de la próxima semana, los funcionarios del Cuerpo de Guardias Revolucionarios Islámicos de Irán habrían realizado varios viajes a Rusia desde 2018 para ayudar a negociar el acuerdo.
Además, el informe dijo que los expertos rusos viajaron a Irán esta primavera para entrenar a las tripulaciones que operarían el satélite desde una instalación recién construida cerca de Karaj, al oeste de Teherán.
El informe dijo que contaría con hardware ruso, “incluyendo una cámara con una resolución de 1,2 metros, una mejora significativa en comparación con las capacidades actuales de Irán, aunque todavía está lejos de la calidad alcanzada” por los satélites espías estadounidenses o israelíes.
La participación de EE.UU.
El CGRI anunció en abril de 2020 que había puesto en órbita con éxito el primer satélite militar del país.
Esto llevó al ex secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo a exigir consecuencias ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
En una rueda de prensa en junio, la portavoz adjunta del Departamento de Estado de EE.UU., Jalina Porter, respondió a una pregunta sobre la cooperación satelital ruso-iraní con una no respuesta, inyectando más misterio en el asunto.
“Estamos al tanto de… estos informes de los medios de comunicación sobre la posibilidad de que Rusia proporcione a Irán un sistema avanzado de satélites. Fuera de eso, no tenemos nada más que anunciar en este momento. No tenemos ninguna respuesta ni ninguna respuesta potencial”, dijo Porter, dando por terminada la conversación. Estados Unidos aún no ha comentado la última cooperación entre Rusia e Irán en materia de satélites.