La campaña del Kremlin para preparar un posible bloqueo de YouTube en Rusia sigue cobrando impulso.
La alternativa rusa del mayor alojamiento de vídeos del mundo, RuTube, propiedad de Gazprom Media, ha anunciado sus planes de hacer crecer una nueva generación de videoblogueros para una versión actualizada de su plataforma, en la que se podrá ver sin necesidad de registrarse y se espera que se introduzca la posibilidad de monetización.
“Apostaremos por blogueros jóvenes y aún desconocidos, y con la ayuda de nuestro servicio online los llevaremos a la cima, demostrando así que con la ayuda del producto ruso se puede ganar de forma honesta y legal”, dijo el director general de RuTube, Alexei Nazarov, durante la conferencia de la Russian Creative Week.
“Estamos dispuestos a desarrollar los sistemas de monetización existentes mediante el modelo publicitario. Estamos dispuestos a considerar e incluso a preparar tecnológicamente el uso de las donaciones”, dijo el alto directivo, quien añadió que también hay una serie de sistemas de ganancia innovadores que se están probando ahora.
Según Nazarov, pronto aparecerá un cómodo sistema de likes, en el que los usuarios, al igual que en YouTube, podrán determinar por sí mismos si dan permiso para habilitar likes en su página. Al mismo tiempo, RuTube hará todo lo posible para que la transición de los usuarios desde el punto de vista de la monetización sea indolora, subrayó.
Gazprom Media anunció en diciembre del año pasado sus planes de invertir en el desarrollo de RuTube y crear otras alternativas rusas para alojar contenidos de vídeo de los usuarios. En abril, RuTube anunció un reinicio a gran escala de su plataforma con la adición de funciones que ya tenía su homólogo estadounidense.
A finales de diciembre, Vladimir Putin firmó una ley que permite al organismo de control de los medios de comunicación rusos, Roskomnadzor, frenar y bloquear los recursos de Internet extranjeros que, según las autoridades rusas, censuren a los medios de comunicación estatales rusos.
El comportamiento de los gigantes informáticos extranjeros está “más allá del bien y del mal”, dijo la directora del departamento de Comunicaciones y Medios de Comunicación del Ministerio de Desarrollo Digital, Ekaterina Larina. Han “usurpado la posibilidad de acceder a una audiencia global” y han recurrido a prácticas de “la más cínica censura y manipulación de la opinión pública bajo el pretexto de contrarrestar las noticias falsas y la propaganda”, dijo.
El miedo a Internet se ha disparado en el gobierno ruso después de que las protestas en Bielorrusia estuvieran a punto de derrocar el régimen de Alexander Lukashenko. Ya en noviembre de 2017, Putin exigió desarrollar sistemas autónomos de gobernanza de Internet que libraran a la red del “dominio” de Estados Unidos.
El Ministerio de Telecomunicaciones y Comunicaciones de Masas de Rusia, junto con el Ministerio de Asuntos Exteriores, recibió instrucciones para acordar con los países BRICS la creación de un Internet paralelo, un sistema de servidores de nombres de dominio raíz (DNS), que “duplicaría” el existente y sería independiente del control de las organizaciones internacionales y protegería, entre otras cosas, a los usuarios rusos de “influencias dirigidas”.
Un año después, se aprobó en Rusia la ley “sobre la Internet soberana”. En ella se perfila la posibilidad de un funcionamiento autónomo del segmento ruso de Internet, Runet, y también se introduce un control estricto del tráfico dentro de la Federación Rusa.
En 2019, Putin aseguró que la ley se adoptó en caso de que Occidente decidiera aislar a Rusia de Internet. Pero dos años después, los equipos instalados en las redes fueron utilizados para frenar a Twitter. Roskomnadzor acusó a la red social de no eliminar información ilegal.
Según Putin, Internet es un invento de los servicios especiales de Occidente, que “se sientan a espiar y a acumular información de defensa”.
En marzo de 2021, el presidente dijo que la pornografía infantil y las llamadas suicidas se estaban extendiendo en la red y que, sin regulación, podría “destruir la sociedad desde dentro”.