KIEV, Ucrania (AP) – La maquinaria militar rusa perseveró en su feroz esfuerzo por reducir las defensas de Ucrania el lunes, mientras las consecuencias de la guerra para el suministro de alimentos y combustible pesaban cada vez más en las mentes de todo el mundo tras las advertencias de que los combates podrían durar años.
En la región de Luhansk, en el este de Ucrania, que en las últimas semanas se ha convertido en el punto central del intento de Moscú de imponer su voluntad a su vecino, se libraron batallas por el control de múltiples pueblos, dijo el gobernador local.
Los pueblos se encuentran en los alrededores de Severodonetsk y Lysychansk, dos ciudades de la región de Luhansk que aún no han sido capturadas por los rusos, según el gobernador de Luhansk, Serhiy Haidai.
Los bombardeos rusos y los ataques aéreos en las afueras industriales de Severodonetsk se han intensificado, dijo.
Haidai declaró el lunes a The Associated Press que la situación en Severodonetsk era “muy difícil”, ya que las fuerzas ucranianas sólo mantienen el control de una zona: la planta química de Azot, donde se refugian varios combatientes ucranianos, junto con unos 500 civiles.
Los rusos siguen desplegando tropas y equipos adicionales en la zona, dijo.
“Allí es un infierno. Todo está envuelto en fuego, el bombardeo no se detiene ni una hora”, dijo Haidai en comentarios escritos.
Sólo una parte de las 100.000 personas que vivían en Severodonetsk antes de la guerra permanecen en la ciudad, sin electricidad, comunicaciones, alimentos ni medicinas.
Aun así, dijo Haidai, la firme resistencia ucraniana impide que Moscú despliegue sus recursos en otras partes del país.
El Ministerio de Defensa británico señaló que la guerra no está siendo del todo favorable a Rusia, a pesar de su superioridad militar.
Las tropas terrestres rusas están “agotadas”, dijo el Ministerio de Defensa en un informe de inteligencia el lunes. Culpó al escaso apoyo aéreo de la dificultad de Rusia para avanzar más rápidamente sobre el terreno.
En todo el mundo, los conductores se están replanteando sus hábitos y sus finanzas personales en medio del aumento de los precios de la gasolina y el gasóleo, alimentado por la guerra de Rusia en Ucrania, así como por la recuperación mundial de la pandemia del COVID-19. Los precios de la energía son un factor clave de la inflación que aumenta en todo el mundo y encarece el coste de la vida.
Los principales diplomáticos de la Unión Europea se reunieron el lunes en Luxemburgo para mantener conversaciones centradas en Ucrania y la seguridad alimentaria.
El jefe de la política exterior de la UE, Josep Borrell, pidió a Rusia que levantara sus bloqueos de los puertos ucranianos para ayudar a entregar los millones de toneladas de grano que esperan ser exportados.
“Espero -más que espero, estoy seguro- que las Naciones Unidas lleguen al final a un acuerdo”, dijo Borrell. “Es inconcebible, no se puede imaginar que millones de toneladas de trigo sigan bloqueadas en Ucrania mientras en el resto del mundo la gente sufre (de) hambre. Esto es un verdadero crimen de guerra… No se puede utilizar el hambre de la gente como arma de guerra”.
La ayuda económica para los niños desplazados por la guerra en Ucrania iba a llegar el lunes de un modo poco probable, cuando el periodista ruso Dmitry Muratov pretendía subastar su medalla del Premio Nobel de la Paz en Nueva York.
Muratov recibió la medalla de oro en octubre de 2021. Ayudó a fundar el periódico independiente ruso Novaya Gazeta y era el redactor jefe de la publicación cuando ésta cerró en marzo en medio de la represión del Kremlin contra los periodistas y la disidencia pública tras la invasión rusa de Ucrania.
Muratov ya había anunciado que iba a donar a la caridad los 500.000 dólares en metálico que le correspondían por el premio. La recaudación se destinará directamente a UNICEF en sus esfuerzos por ayudar a los niños desplazados por la guerra en Ucrania.