Según el Financial Times, el gobierno taiwanés invertirá 50.000 millones de dólares taiwaneses, unos 1.600 millones de dólares, en el desarrollo de una capacidad nacional de fabricación de drones para su uso en la defensa de la isla contra una futura invasión china.
El periódico, citando fuentes no identificadas, indicó que Taipei había organizado un plan de tres años para desarrollar un “equipo nacional” de desarrolladores de vehículos aéreos no tripulados (UAV) para diseñar drones para “misiones específicas en un escenario de guerra a través del estrecho”. Al parecer, el primero de los nuevos drones estará listo para el verano de 2023.
El uso de drones en los conflictos se ha ampliado enormemente en la última década. Mientras que muchos vehículos aéreos no tripulados tradicionales, como los drones Reaper y Predator utilizados por el ejército de Estados Unidos, contienen tecnología sofisticada y no están ampliamente disponibles, los drones de bajo costo con electrónica común se han vuelto cada vez más comunes en las fuerzas armadas de las naciones en desarrollo. Azerbaiyán utilizó drones Bayraktar de fabricación turca con gran efecto contra el ejército armenio durante la Segunda Guerra de Nagorno-Karabaj, entre septiembre y noviembre de 2020. El uso de los mismos drones por parte del ejército ucraniano contra Rusia después de que ésta lanzara su invasión de Ucrania en febrero ha sido ampliamente descrito como un factor decisivo en los primeros días de la guerra. Otros drones más baratos han sido utilizados por fuerzas armadas más pobres y por diversos grupos insurgentes, especialmente los rebeldes Hutíes del norte de Yemen, que han fabricado o importado cientos de drones equipados con explosivos simples para utilizarlos como “munición de merodeo” contra Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.
La fabricación de drones en Taiwán la realizan principalmente empresas privadas, lo que limita la eficacia del programa de drones de Taipei en medio de la preocupación por las filtraciones a la China continental. El FT también sugirió que el papel de los drones sigue siendo incierto dentro de la doctrina estratégica más amplia de Taiwán, por lo que no está claro dónde y cómo utilizarlos en una guerra con China.
Aunque Taiwán es políticamente independiente de China continental desde 1949, Pekín nunca ha reconocido ese estatus, insistiendo en que la isla es una provincia rebelde y exigiendo el no reconocimiento internacional. Taiwán fue eliminado de las Naciones Unidas en 1971. Sin embargo, mantiene relaciones diplomáticas oficiales con una docena de países de todo el mundo e informales con Estados Unidos, cuyo Instituto Americano en Taiwán funciona como una embajada de facto.