El gobierno de Estados Unidos respaldó la decisión de Israel de posponer la liberación de 600 terroristas palestinos presos, argumentando que es una “respuesta apropiada” al trato “bárbaro” que Hamás ha dado a los rehenes israelíes, según declaró el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Brian Hughes.
El presidente Donald Trump reiteró su disposición a apoyar a Israel en “cualquier curso de acción que elija con respecto a Hamás”.
El primer ministro Benjamin Netanyahu anunció que Israel no excarcelará a los 602 prisioneros que debían ser liberados el sábado hasta que Hamás garantice el fin de las ceremonias “degradantes” que ha realizado para conmemorar la entrega de rehenes israelíes.
Hamás exigió la liberación de los prisioneros antes de continuar con las negociaciones y pidió a los mediadores que presionen a Israel para que cumpla con los términos del alto el fuego, según declaró su líder Mahmoud Mardawi en Telegram. En respuesta, Netanyahu reiteró que la excarcelación solo se reanudará si cesan las celebraciones públicas organizadas por el grupo terrorista.
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Hamás calificó la decisión israelí como un pretexto para evitar cumplir el acuerdo. Ezzat El Rashq, integrante del buró político de la organización, acusó a Netanyahu de sabotear el pacto y violar sus términos. Israel reafirmó su postura y exigió garantías de que no habrá más eventos propagandísticos.
Más de 600 terroristas palestinos estaban listos para ser liberados cuando, en el último momento, se les ordenó descender de los autobuses en la prisión de Ofer. La suspensión generó indignación entre sus familiares, que aguardaban la excarcelación en Judea y Samaria y se retiraron entre lágrimas.
El retraso se produjo tras la difusión de imágenes de rehenes israelíes liberados junto a miembros armados de Hamás. En uno de los eventos, Omer Shem Tov fue obligado a besar la cabeza de dos combatientes y a saludar a la multitud. La ONU y la Cruz Roja condenaron estos actos.
Entre los prisioneros que Israel había planeado liberar estaban 50 condenados a cadena perpetua y 60 con sentencias largas. Entre ellos, Nael Barghouti, encarcelado desde 1978 por asesinar a un conductor de autobús, liberado en el acuerdo de Gilad Shalit en 2011 y recapturado en 2014 por terrorismo.
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La lista de excarcelados incluía a 47 terroristas que fueron liberados en el pacto Shalit y posteriormente detenidos nuevamente, como Ammar Zaban, líder de las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, condenado a 27 cadenas perpetuas por su participación en atentados. Casi 100 serían deportados, 11 enviados a Gaza y 43 a Judea, Samaria y Jerusalén Oriental. Además, 445 palestinos detenidos sin cargos desde el 7 de octubre serían liberados.
Antes de la excarcelación, el jefe del Servicio Penitenciario de Israel, Kobi Yaakobi, ordenó que los terroristas usaran camisetas con un versículo de los Salmos en árabe: “Perseguí a mis enemigos y los alcancé, y no volví hasta su destrucción”, junto a brazaletes con la frase: “El pueblo eterno no olvida”.
Las negociaciones para la segunda fase del alto el fuego siguen bloqueadas mientras la primera etapa se acerca a su conclusión.