A medida que los gobiernos de todo el mundo asumen cantidades récord de deuda y aumentan el estímulo fiscal, el normalmente despilfarrador gobierno de Venezuela es uno de los únicos países que se disponen a reducir su déficit presupuestario este año.
El déficit presupuestario de la nación se reducirá al 7,9% del producto interno bruto en el 2020, desde el 11% del año pasado, según un estudio publicado este mes por la Universidad Andrés Bello de Caracas. Eso haría de Venezuela, asediada por la hiperinflación y el hambre masiva, el único país importante de América que ajustaría su posición fiscal durante la pandemia.
Otros pronósticos como la empresa de análisis económico de Caracas, Econometría, también predicen un menor déficit presupuestario este año. El profesor visitante de la Universidad de Notre Dame, Francisco Rodríguez, estima que el déficit presupuestario de Venezuela podría reducirse a tan solo el 4,8% del PBI, que sería inferior al de Alemania.
“Estos números pueden parecer bajos, pero para tener un alto déficit hay que tener una forma de financiarlo, y nadie está prestando dinero a Venezuela”, mencionó Rodríguez.
Venezuela está actualmente soportando su séptimo año consecutivo de contracción en medio de la más profunda depresión de la historia reciente. Se prevé que la economía se contraiga otro 20% este año, ya que la pandemia del coronavirus agrava la caída causada por el colapso de los ingresos del petróleo, la mala gestión económica y las sanciones de los Estados Unidos.
A medida que se profundizaba la crisis económica de la nación, el gobierno abandonó en gran medida la publicación de estadísticas económicas oportunas, y no ha publicado datos fiscales completos durante dos años. El Ministerio de Finanzas no respondió a las solicitudes de comentarios por escrito.
Solo un puñado de países como Dominica, Timor Oriental, la República Democrática del Congo, Guinea-Bissau, Guyana, Kenia, Lesotho y Zambia se disponen a reducir sus déficits este año, según los pronósticos publicados por el Fondo Monetario Internacional en abril. El FMI no tiene una previsión para el 2020 para Venezuela.
Después de incumplir con sus bonos en dólares en 2017, y con las sanciones de los Estados Unidos que limitan el acceso de la nación a los mercados financieros, a Venezuela le quedan pocas fuentes de crédito. El gobierno también ha intentado mantener el gasto como parte de su campaña para limitar la impresión de dinero y controlar la inflación.
La ayuda de aliados como Rusia y China se ha limitado recientemente a la renovación de la deuda que no involucra capital fresco.
“Café con leche”
La hiperinflación, que ahora se estima en un 2400% anual según el índice de café con leche de Bloomberg, ha diluido la capacidad del gobierno para financiarse debido al llamado efecto Olivera-Tanzi, por el cual el tiempo que transcurre entre la generación de los ingresos fiscales y su recaudación reduce su valor.
El gasto público cayó un 29% en términos reales en el segundo trimestre con respecto al año anterior, según Econometría, de la misma manera que otros gobiernos de la región estaban gastando más para compensar el impacto de la pandemia.
Sin embargo, las próximas elecciones legislativas de diciembre harán que el gobierno sea reacio a seguir reduciendo el gasto si puede evitarlo. La economista Tamara Herrera, directora de la consultora Síntesis Financiera, señala que el gobierno inevitablemente tratará de financiarse con más dinero impreso, ya que se está quedando sin otras opciones.