TEHERÁN, Irán (AP) – Un candidato presidencial iraní dijo el miércoles que estaría dispuesto a reunirse con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, si gana las elecciones de su país la próxima semana, aunque “Estados Unidos necesita enviar señales mejores y más fuertes” a la República Islámica.
En declaraciones a The Associated Press, el ex jefe del Banco Central iraní, Abdolnasser Hemmati, subrayó que el regreso de Estados Unidos al maltrecho acuerdo nuclear con Irán era clave para cualquier posible relación en medio de las tensiones más amplias en Oriente Medio.
“Creo que todavía no hemos visto nada serio por parte del Sr. Biden”, dijo Hemmati. “Primero tienen que volver al acuerdo (nuclear) del que se retiraron. Si vemos el proceso y se crea más confianza, entonces podremos hablar de eso”.
Hemmati, de 64 años, es uno de los siete candidatos aprobados por las autoridades iraníes para presentarse a la presidencia en las elecciones de la República Islámica del 18 de junio. Las encuestas y los analistas sugieren que se encuentra en la carrera por detrás del jefe del poder judicial de línea dura y favorito, Ebrahim Raisi, que se cree que es el favorito del líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei.
Aunque Jamenei tiene la última palabra en todos los asuntos de Estado, quien ocupe la presidencia puede influir en los asuntos internos y marcar la pauta del enfoque más amplio de Irán con el mundo. El presidente saliente, Hassan Rouhani, un clérigo relativamente moderado dentro de la teocracia iraní, ayudó a su país a alcanzar el histórico acuerdo nuclear de 2015 con las potencias mundiales.
Sin embargo, Rouhani ha tenido que lidiar con las consecuencias de la decisión del entonces presidente Donald Trump de retirar unilateralmente a Estados Unidos del acuerdo en 2018. Eso ha hecho que las sanciones aplastantes se dirijan a Irán y que Teherán abandone posteriormente todos los límites de su programa nuclear. Ahora enriquece pequeñas cantidades de uranio con una pureza del 60%, un nivel récord, aunque todavía no llega a los niveles de grado armamentístico del 90%.
Aunque Hemmati se ha esforzado por distanciarse de Rouhani debido a la impopularidad del clérigo por el colapso del acuerdo nuclear, se le considera ampliamente como el candidato que llevaría a cabo políticas igualmente moderadas dentro de la teocracia.
Hablando con los periodistas de AP en su oficina de Teherán, Hemmati dijo en repetidas ocasiones que la señal que los iraníes esperaban ver de Estados Unidos era el regreso de Washington al acuerdo nuclear. Una visita con Biden también dependería de que estuviera “dentro del marco de las políticas generales del sistema gobernante”, dijo.
“Los estadounidenses han enviado señales positivas, pero esas señales no han sido lo suficientemente fuertes”, dijo. “Si hay señales más fuertes, afectará a lo optimistas o pesimistas que seamos”.
Preguntado sobre si Irán estaría dispuesto a aceptar más restricciones, como por ejemplo en su programa de misiles balísticos para conseguir un alivio de las sanciones, Hemmati dijo que Teherán rechazaría tal oferta.
“Los compromisos nucleares de Irán deben estar dentro del marco del (acuerdo)”, dijo. “Si no lo están, ni el líder (supremo) ni el presidente lo aceptarán”.
La Casa Blanca declinó comentar las declaraciones de Hemmati.
Estados Unidos mantuvo una estrecha relación con el Sha de Irán, Mohammad Reza Pahlavi, acogiendo al monarca en visitas con presidentes desde Harry S. Truman hasta Jimmy Carter. Después de que la Revolución Islámica de 1979 derrocara al gobierno del sha, las relaciones se tensaron y luego se rompieron con la crisis de los rehenes de la embajada estadounidense en Teherán.
Desde entonces, los líderes iraníes se han esforzado por evitar a los estadounidenses, utilizando incluso pasillos diferentes en las Naciones Unidas para no tropezar con ellos. Esa relación se ha calentado ligeramente durante las negociaciones del acuerdo nuclear. Rouhani mantuvo una conversación telefónica con el entonces presidente Barack Obama en 2013. Sin embargo, no se ha producido una reunión cara a cara.
Como antiguo jefe del Banco Central, Hemmati ha hecho de la economía una piedra angular de su campaña. Durante dos debates presidenciales televisados, ha mencionado repetidamente los retos a los que se enfrentan los iraníes, que han visto evaporarse los ahorros de toda su vida debido a la rápida devaluación de la moneda del país, el rial. La inflación sigue siendo de dos dígitos, mientras que los buenos empleos siguen siendo escasos.
Si las conversaciones en Viena sobre el acuerdo nuclear fracasan, Hemmati dijo que lo gestionaría como presidente.
“Hemos conseguido neutralizar las sanciones y hacer funcionar la economía durante los últimos tres años de difíciles sanciones”, dijo. “Definitivamente tengo planes para ese (escenario) también, pero trataremos de ayudar a que el acuerdo alcance resultados positivos, si Dios quiere”.
No dio detalles sobre esos planes. Las sanciones también han impedido a Irán vender abiertamente petróleo en el mercado mundial, lo que ha reducido aún más una industria vital para los presupuestos del gobierno.
También ha mencionado en repetidas ocasiones la censura en Internet, así como el hecho de que las mujeres iraníes reciban mensajes de texto amenazadores de las autoridades por no seguir estrictamente la ley de cobertura de la cabeza, o hiyab, del país. Es una forma de criticar a Raisi, ya que el poder judicial se ocupa de las infracciones relacionadas con el hiyab.
Hemmati mantuvo su crítica a los mensajes de texto, diciendo que ponía a las mujeres bajo “estrés social y mental”.
“Creo que nuestro pueblo es musulmán”, dijo Hemmati. “La gente tiene creencias y puede observarlas por sí misma mejor”.
Todavía no está claro cómo se desarrollarán las elecciones, sobre todo en lo que respecta a la participación. La Agencia de Encuestas Estudiantiles de Irán, vinculada al Estado, ha proyectado una participación del 38% de los 59 millones de votantes con derecho a voto del país, lo que supondría un mínimo histórico en medio de la falta de entusiasmo de los votantes y la pandemia de coronavirus. Las autoridades han tratado de impulsar el interés por las elecciones, ya que consideran que la participación es una señal de confianza en la teocracia que existe desde 1979.
Dentro de Irán, los candidatos se sitúan en un espectro político que incluye, a grandes rasgos, a los partidarios de la línea dura que quieren ampliar el programa nuclear iraní y enfrentarse al mundo, a los moderados que se aferran al statu quo y a los reformistas que quieren cambiar la teocracia desde dentro.
Preguntado por sus posibilidades, Hemmati se mostró optimista a pesar de que los sondeos sugieren que Raisi lleva ventaja en una carrera que incluye a cinco partidarios de la línea dura, a un reformista poco conocido y a él mismo.
“Contra esas cinco personas que pertenecen al mismo frente político, no los cuento como rivales”, dijo Hemmati. “Mi rival es la discordia del pueblo con las urnas”.