Un documento iraní de 33 páginas, descubierto en la embajada de Irán en Damasco, detalla un plan para reconstruir Siria y establecer un imperio económico. Inspirado en el Plan Marshall de Estados Unidos, el proyecto buscaba generar dependencia económica, política y cultural. El texto, fechado en mayo de 2022, proviene de una unidad iraní de política económica en Siria.
Periodistas de Reuters hallaron el documento en diciembre, durante una visita a la embajada saqueada, junto a contratos, cartas y planes de infraestructura. Estos revelan el intento de Irán por recuperar los miles de millones invertidos en la guerra civil para sostener a Bashar al-Assad. El plan preveía una oportunidad de 400 mil millones de dólares.

La estrategia colapsó en diciembre, cuando rebeldes antiiraníes derrocaron a Assad, quien huyó a Rusia. Diplomáticos, paramilitares y empresas iraníes abandonaron Siria. Sirios celebraron la caída de Assad y saquearon la embajada, donde documentos exponían los obstáculos de los inversores iraníes, como corrupción, sanciones, ataques terroristas y bombardeos occidentales.
Una investigación de Reuters, basada en entrevistas a empresarios iraníes y sirios, examinó la red de empresas iraníes que enfrentaban sanciones. Entre las inversiones fallidas destacan una central eléctrica de 411 millones de euros en Latakia, inactiva, un proyecto petrolero abandonado en el desierto oriental y un puente ferroviario de 26 millones de dólares, destruido en un ataque aéreo.
Los 40 proyectos documentados en la embajada reflejan deudas sirias a empresas iraníes por 178 millones de dólares. Exlegisladores iraníes estiman la deuda total de Assad a Irán en más de 30 mil millones de dólares. Hassan Shakhesi, comerciante iraní, perdió 16 millones de euros en mercancías enviadas a Latakia, sin pago ni recuperación.

La intervención iraní en la guerra civil fortaleció su influencia en Siria, pero las inversiones fallidas muestran los riesgos financieros. La relación entre los gobiernos de Irán y Siria, ambos aislados, resultó perjudicial. La caída de Assad, junto a la destrucción de aliados como Hezbolá y Hamás, debilita a Irán frente a presiones de Estados Unidos y rivales como Turquía e Israel.
Reporteros de Reuters fotografiaron 2.000 documentos en centros iraníes en Siria, como oficinas diplomáticas y culturales, tras la caída de Assad. Con ayuda de inteligencia artificial, analizaron contratos y planes económicos. Esmail Baghaei, portavoz iraní, expresó esperanza en que el nuevo gobierno sirio cumpla las deudas, pero el liderazgo de Hayat Tahrir al-Sham, exrebeldes, prioriza otras cuestiones.

Ahmad al-Sharaa, nuevo presidente sirio, destacó en diciembre el daño causado por Irán. Su grupo, antes ligado a Al Qaeda, busca una Siria inclusiva, aunque minorías temen un gobierno islámico. La salida de Assad y las milicias iraníes generó alivio, pero dejó sin ingresos a sirios que trabajaban con empresas iraníes.
Un ingeniero sirio, que colaboró en la central de Latakia, lamentó la paralización del proyecto, obstaculizado por corrupción y falta de experiencia. La central, de completarse, habría mejorado la red eléctrica siria. Abbas Akbari, miembro de la Guardia Revolucionaria, lideró los planes económicos iraníes desde 2022, pero su estrategia no prosperó.

El conglomerado iraní Mapna, activo en Siria desde 2008, enfrentó problemas en proyectos como la central de Latakia, afectada por retrasos, corrupción y sanciones. Cartas de la empresa revelan disputas con Siria por pagos y contratos. En 2011, rebeldes secuestraron a siete trabajadores de Mapna; dos murieron. A pesar de las dificultades, Irán intensificó sus inversiones.
Copper World, empresa iraní de cableado, perdió millones en mercancías robadas en 2012 y enfrentó extorsión y problemas bancarios. Acuerdos de libre comercio y préstamos iraníes a Siria, como 3.600 millones de dólares en 2013, no lograron los retornos esperados. Proyectos de fosfato, telefonía y vivienda también fracasaron por sanciones y seguridad.

Akbari, consciente de los problemas, propuso en 2022 emular el modelo de USAID para contrarrestar sanciones. Su agencia identificó a mafias sirias como socios potenciales. Sin embargo, la caída de Assad y ataques israelíes contra aliados iraníes frustraron los planes. La embajada iraní, saqueada, dejó documentos, explosivos y evidencia de un fracaso económico.
En Sayyeda Zeinab, Irán mantenía el santuario y apoyaba familias chiitas, pero la derrota de Assad detuvo estas iniciativas. Abu Ghassan, combatiente sirio, custodió la embajada y reportó saqueos. Los sirios buscan reconstruir un país devastado, mientras el legado iran ™í enfrenta rechazo y deudas impagas.
