El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, debería ser “procesado y asesinado” por su papel en el asesinato del general iraní Qassem Soleimani, proclamó el lunes el presidente iraní Ebrahim Raisi en un discurso.
“Si Trump y (el exsecretario de Estado Mike) Pompeo no son juzgados en un tribunal justo por el acto criminal de asesinar al general Soleimani, los musulmanes tomaremos nuestra venganza de mártires”, dijo Raisi en sus declaraciones. El líder iraní insistió en que Trump debe ser “juzgado bajo la ley de la retribución, y la sentencia de Dios debe llevarse a cabo contra él”, pareciendo sugerir la ejecución del expresidente.
El lunes se cumplió el segundo aniversario de la muerte de Soleimani en un ataque aéreo estadounidense en el aeropuerto internacional de Bagdad. El ataque aéreo fue ordenado por Trump en represalia por un ataque vinculado a Irán contra la embajada de Estados Unidos en Bagdad que había tenido lugar tres días antes.
Con motivo del aniversario de la muerte de Soleimani, Irán y sus grupos paramilitares aliados en todo Oriente Medio celebraron vigilias y otros actos para lamentar su fallecimiento y expresar el deseo de venganza contra Estados Unidos.
El fiscal general iraní, Mohammad Jafar Montazeri, indicó durante una aparición en la cadena de televisión estatal iraní que Irán había intentado construir un caso legal contra la administración Trump por el asesinato. Montazeri afirmó que el gobierno iraní había identificado a 127 sospechosos que consideraban responsables del asesinato -74 de ellos de nacionalidad estadounidense- y que había compartido su caso con otros nueve países.
“El expresidente criminal está en la cima de la lista”, añadió, aparentemente refiriéndose a Trump.
Por separado, el gobierno iraní ha presionado a Naciones Unidas para que tome medidas contra Estados Unidos e Israel, a los que ha acusado de ayudar a planificar el ataque.
La justificación legal de la administración Trump para el asesinato de Soleimani evolucionó en los días posteriores al ataque. Inicialmente, los funcionarios estadounidenses argumentaron que tenían información que implicaba a Soleimani en un ataque inminente contra las fuerzas estadounidenses y afirmaron que el asesinato había tenido lugar en defensa propia. Varios días después, el entonces fiscal general William Barr argumentó que Soleimani era un “objetivo militar legítimo” y que, por lo tanto, Trump tenía la autoridad legal para el ataque.
Durante su vida, Soleimani había dirigido la Fuerza Quds (“Jerusalén”), una rama del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC) responsable de apoyar a los grupos aliados de Irán en otros países. La Fuerza Quds ha colaborado estrechamente con las “Fuerzas de Movilización Popular” (FMP) aliadas de Irán en Irak, el gobierno de Bashar al-Assad en Siria y el grupo Hezbolá en Líbano. El ataque aéreo que mató a Soleimani también acabó con la vida de Abu Mahdi al-Muhandis, líder de las FMP.
Soleimani era alternativamente alabado y vilipendiado por sus eficaces relaciones con estos grupos y era conocido por su aversión a la publicidad, lo que le valió el epíteto de “El comandante en la sombra”.
Trevor Filseth es redactor de asuntos exteriores y de actualidad para el National Interest.