El Departamento de Estado de EE.UU. impuso el jueves una serie de sanciones dirigidas a los sistemas judicial y penal de Irán por graves violaciones de los derechos humanos, incluyendo a un juez que condenó a un luchador a muerte.
Navid Afkari, de 27 años, fue ejecutado el 12 de septiembre después de haber sido condenado por el asesinato de un empleado del gobierno durante las protestas de 2018 en un juicio que el Departamento de Estado calificó de “apresurado y sumamente injusto”.
Su ejecución atrajo una amplia condena por las alegaciones de que la tortura fue utilizada para extraer una falsa confesión de Afkari.
El Secretario de Estado Mike Pompeo dijo que el Juez Seyyed Mahmoud Sadati y la Rama 1 del Tribunal Revolucionario estaban siendo sancionados mientras supervisaban el juicio de Afkari y la prisión de Adelabad, donde tuvo lugar la supuesta tortura de Afkari.
“Su asesinato fue un acto desmedido”, dijo Pompeo en una declaración. “Estados Unidos hace un llamamiento a todas las naciones para que promuevan la responsabilidad de este régimen imponiendo sanciones como las anunciadas hoy”.
También se impusieron el jueves sanciones contra el juez Mohammad Soltani del sistema de la Corte Revolucionaria de Irán por condenar a miembros de la fe Baha’is por “cargos dudosos” relacionados con la práctica de su religión, dijo Pompeo.
También se sancionó a la prisión de Vakilabad, donde estuvo recluido el ciudadano estadounidense Michael White hasta que fue liberado en junio, y a la prisión de Orumiyeh, donde presuntamente se maltrató y golpeó a miembros de grupos étnicos y religiosos minoritarios y a presos políticos.
“Las medidas adoptadas hoy por Estados Unidos exponen a los tribunales revolucionarios de Irán y a sus jueces por lo que realmente son: herramientas diseñadas para hacer cumplir la brutal ideología del régimen iraní y reprimir la disidencia”, dijo Pompeo. “No administran justicia de manera justa, sino que tratan de privar al pueblo iraní del debido proceso, así como de sus derechos humanos y libertades fundamentales”.
Impuestas en virtud de la Ley de Contrarrestar los Adversos de Estados Unidos mediante Sanciones de 2017, las sanciones congelan todos los activos estadounidenses de las personas designadas, al tiempo que prohíben a los ciudadanos estadounidenses hacer negocios con ellas.
Las sanciones se impusieron en el marco de las relaciones entre Teherán y Washington, que se ven alteradas por el intento de la administración Trump de volver a imponer sanciones de las Naciones Unidas a la República Islámica.