BERLÍN, 10 de julio (Reuters) – Los partidarios de la oposición iraní en el exilio se manifestaron el sábado en Berlín y en otros lugares para exigir el enjuiciamiento del recién elegido presidente de la República Islámica, Ebrahim Raisi, al que acusan de crímenes contra la humanidad.
Los manifestantes, que ondeaban banderas, se concentraron en la Puerta de Brandemburgo de Berlín y en otros lugares en el marco de una Cumbre Mundial por un Irán Libre que contó con los discursos del ex secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo y del primer ministro esloveno Janez Jansa.
En un discurso de apertura, Maryam Rajavi, presidenta electa del Consejo Nacional de Resistencia de Irán, acusó a Raisi de ser el “esbirro” responsable de la masacre de 30.000 presos políticos en 1988.
Amnistía Internacional y Human Rights Watch han dicho que la elección de Raisi fue un golpe para los derechos humanos y han pedido que se investigue su papel en lo que ellos y Washington han llamado las ejecuciones extrajudiciales de miles de presos políticos.
Irán nunca ha reconocido las ejecuciones masivas y Raisi nunca ha abordado públicamente las acusaciones sobre su papel. Algunos clérigos han dicho que los juicios fueron justos, alabando la “eliminación” de la oposición armada en los primeros años de la revolución islámica de 1979.
En un discurso en línea, Pompeo describió las elecciones presidenciales iraníes como “de hecho, un boicot y el régimen lo sabe”. “Se trata de un espectáculo puesto al descubierto para que lo vea todo el mundo”, dijo Pompeo.
Denunció a Raisi como un líder que había sido elegido a dedo por el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, para “infligir dolor, asustar, seguir saqueando y expoliar” en nombre de la teocracia.
Irán devolvió el golpe, con un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores que acusó a los “políticos occidentales comprados”, incluido Pompeo, de venderse barato “para un circo organizado por Europa por una secta terrorista que en su día fue apoyada por Saddam y que tiene las manos manchadas de sangre iraní”.
“La insaciable sed de dólares y la obsesión antiiraní impulsan la vergonzosa hipocresía occidental”, escribió en un tuit el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Saeed Khatibzadeh.