Roma alberga la segunda ronda de negociaciones nucleares entre Irán y Estados Unidos tras el colapso del acuerdo firmado en 2015.
La capital italiana se convierte en sede clave del diálogo indirecto
El sábado 19 de abril de 2025, Roma recibió la segunda ronda de conversaciones nucleares entre Estados Unidos e Irán, centradas en limitar el programa atómico iraní. El diálogo sucede tras el fracaso del acuerdo nuclear de 2015, con un contexto marcado por el aumento en el nivel de enriquecimiento de uranio por parte de Teherán.
La cita reúne al enviado especial estadounidense, Steve Witkoff, y al ministro de Relaciones Exteriores iraní, Abbas Araghchi, con Omán como mediador principal. El encuentro sigue a una reunión inicial celebrada en Muscat el 12 de abril, que ambas partes calificaron como “constructiva” y “positiva”.
La elección de Roma como sede se confirmó tras una serie de desacuerdos. Mientras Irán prefería continuar en Omán, fuentes estadounidenses e italianas optaron por Roma, lo que generó incertidumbre durante varios días previos a la cita.
Witkoff llegó a la Embajada de Omán en Roma, según Reuters, y Araghchi confirmó su presencia mediante una publicación en Telegram. Aunque las conversaciones son indirectas, en Omán ambas partes sostuvieron un contacto directo de 45 minutos, descrito como “substancial”, siendo el diálogo de más alto nivel entre ambas naciones en ocho años.
Detalles clave de las negociaciones nucleares en Roma
- Las negociaciones buscan frenar el programa nuclear iraní tras la salida de EE. UU. del acuerdo en 2018.
- Las conversaciones se mantienen indirectas, con mensajes canalizados por diplomáticos omaníes.
- El breve diálogo directo en Omán marcó un hito diplomático en la última década.
- Estados Unidos exige que Irán reduzca su uranio enriquecido al 60% y limite sus capacidades nucleares.
- Irán rechaza desmantelar centrifugadoras o reducir sus reservas por debajo de los niveles de 2015.
Washington mantiene presión mientras Irán define sus condiciones
La estrategia de “máxima presión” del presidente Donald Trump, reinstaurada desde su regreso en enero de 2025, define el entorno inmediato de estas conversaciones. Esta política incluye sanciones económicas combinadas con amenazas militares para forzar a Irán a modificar su programa nuclear.
En una declaración reciente, Trump afirmó: “No quiero que Irán tenga un arma nuclear. Quiero que Irán sea grande y próspero”. A su vez, el líder supremo iraní, ayatolá Alí Jamenei, expresó un respaldo prudente al diálogo, señalando no tener expectativas excesivas ni negativas, según la BBC.
La visita del director del OIEA, Rafael Grossi, a Teherán el 16 de abril añadió presión al proceso. Grossi alertó que Irán está “a pocos pasos” de fabricar un arma nuclear, y que su uranio enriquecido al 60% podría bastar para construir hasta seis bombas, de acuerdo con Al Jazeera.
Las diferencias centrales giran en torno a los límites al enriquecimiento de uranio y la verificación internacional. Irán ha delineado claramente sus líneas rojas, mientras Estados Unidos busca medidas concretas que alejen a Teherán de la posibilidad de construir un arma nuclear.
Rusia, China y Arabia Saudí influyen en el entorno diplomático regional
Previo al encuentro en Roma, Araghchi visitó Moscú el 14 de abril para coordinar posturas con el ministro ruso Sergei Lavrov, según Al Jazeera. Rusia, junto a China, ha respaldado a Irán y se opone a sanciones promovidas por países occidentales en el OIEA.
El 17 de abril, el ministro de Defensa saudí, Khalid bin Salman, visitó Teherán para entregar un mensaje del rey Salman al ayatolá Jamenei, en un gesto que busca disminuir tensiones en la región, también reportado por Al Jazeera.
Durante la misma semana, Grossi llegó a Irán, en un momento en que el presidente Masoud Pezeshkian aceptó la renuncia de Mohammad Zarif, negociador clave del acuerdo de 2015. Esta decisión generó especulaciones sobre posibles ajustes en la postura iraní, según Los Angeles Times.
El contexto internacional y regional ha tenido un rol activo en los preparativos y desarrollo de esta nueva ronda de conversaciones, con múltiples actores buscando influir en el resultado final.
El programa nuclear iraní se endurece tras ruptura del acuerdo de 2015
Desde la salida de Estados Unidos del acuerdo nuclear en 2018, Irán ha incrementado significativamente sus actividades nucleares. Según un informe del OIEA de febrero de 2025, el país ha acumulado 274.8 kg de uranio enriquecido al 60%.
Además, Irán ha restringido el acceso a inspectores internacionales, desactivado cámaras de vigilancia y bloqueado la entrada a expertos del organismo, según reportó Reuters. Estas medidas han generado preocupación en Occidente y en Israel.
El acuerdo original de 2015 limitaba el enriquecimiento de uranio al 3.67%, establecía límites al stock acumulado y permitía inspecciones rigurosas a cambio de la eliminación de sanciones económicas.
Desde 2019, Teherán ha desmantelado paulatinamente sus compromisos con el JCPOA, lo que ha contribuido al aumento de tensiones internacionales en torno a su programa nuclear.
Factores regionales y alianzas influyen en el desenlace del diálogo
La creciente tensión entre Irán e Israel —intensificada por los conflictos en Gaza y Líbano, y los ataques de los hutíes en el mar Rojo— ha elevado el riesgo de una confrontación directa.
Israel rechaza cualquier pacto que no implique el desmantelamiento total del programa nuclear iraní. El ministro Ron Dermer se reunió con Witkoff para comentar los avances de la primera ronda, según CNN.
Aunque Trump ha preferido la diplomacia a la acción militar, la administración estadounidense no ha descartado un eventual apoyo a Israel en caso de un ataque, según la BBC.
La mediación de Omán, liderada por el ministro Badr bin Hamad al-Busaidi, sigue siendo esencial en este proceso, como en anteriores contactos entre ambos países, reportó AP News.