Los medios de comunicación locales iraníes afirmaron el martes que el Ministerio de Inteligencia iraní había detenido a dos células vinculadas a la agencia de espionaje israelí Mossad.
Varios medios de comunicación iraníes afirmaron que los 23 miembros de la red habían sido identificados y que 13 de ellos se encontraban detenidos en prisiones iraníes.
Las provincias de Teherán, Ispahán, Yazd, Azarbaiyán Occidental y Golestán fueron citadas por el gobierno como lugares de detención.
Al parecer, se descubrieron y confiscaron artefactos en poder de los detenidos, aunque no se especificó qué tipo de material se descubrió.
Según el artículo, uno de los operativos en Irán se hace llamar “Sirous”, y actúa como principal punto de contacto entre la red y las autoridades iraníes. Según el ministerio, operaba desde una ubicación europea no identificada y se comunicaba con los agentes a través de Instagram y WhatsApp.
Según el informe, el Ministerio de Inteligencia iraní afirmó que el Mossad estaba intentando “explotar” las protestas nacionales que han barrido el país desde mediados de septiembre para asesinar a un oficial militar, llevar a cabo operaciones de sabotaje en las principales ciudades iraníes e introducir explosivos de contrabando en el país.
En ocasiones, Irán se jacta de haber desmantelado las redes de espionaje del Mossad. Tales alegaciones tienen una fiabilidad cuestionable.
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El Ministerio de Inteligencia iraní informó el mes pasado de que había desarticulado cuatro redes terroristas en todo el país.
Funcionarios del Ministerio afirmaron en un comunicado que sus “incansables esfuerzos” habían dado como resultado la captura de todos los conspiradores. No se informó del número total de detenidos.
En aquel momento, el ministerio también afirmó conocer la identidad de un “cabecilla” europeo del Mossad y su intención de revelarla en algún momento. No se sabía si el sospechoso era el mismo que el supuesto operativo conocido solo como “Sirous”.
Además de esta supuesta redada, Irán afirmó una semana antes haber desbaratado un complot del Mossad para atacar su industria de defensa.
Desde la muerte de Mahsa Amini, de 22 años, en manos de la policía de la moralidad en septiembre, han estallado protestas en todo Irán. Muchas personas han sido asesinadas, entre ellas miembros de las fuerzas de seguridad, y más de 10.000 han sido detenidas. Al menos algunos manifestantes han muerto por disparos.
El gobierno iraní ha acusado a Estados Unidos e Israel de tramar “disturbios”. El ayatolá Ali Jamenei, líder supremo de Irán, denunció las protestas en octubre, calificándolas de “intento extranjero de desestabilizar la República Islámica”.
El mes pasado, el jefe del Mossad, David Barnea, se dirigió a los empleados de su agencia en la Residencia del presidente en Jerusalén, donde dijo que el Mossad “seguía advirtiendo sobre el futuro y las intenciones de Irán, que intenta mantener en secreto”, y que el país también intentaba “profundizar y ampliar el suministro de armas avanzadas a Rusia”.
En el marco de su prolongada guerra en la sombra, Irán e Israel llevan mucho tiempo acusándose mutuamente de practicar el espionaje y conspirar para atacar infraestructuras vitales.
Israel considera a Irán su mayor peligro para la seguridad y ha prometido en varias ocasiones utilizar la fuerza militar para impedir que Irán desarrolle armas nucleares. Irán afirma que no tiene interés en desarrollar tales armas y ha amenazado a Israel con una respuesta contundente ante cualquier agresión.
En enero de 2022, Israel afirmó haber desmantelado una red de espionaje iraní que había estado usando las redes sociales para reclutar a mujeres israelíes con el fin de espiar instalaciones enemigas, hacer fotos y empujar a sus hijos a alistarse en el ejército israelí.
A principios de diciembre, la República Islámica de Irán mató a un total de cuatro personas por su presunta implicación con el servicio de inteligencia israelí Mossad. Otras tres personas fueron condenadas a largas penas de prisión.