Teherán ha afirmado que el poder de disuasión de Israel se ha debilitado significativamente y que el equilibrio estratégico en la región ahora favorece a sus adversarios. Según Irán, un ataque llevado a cabo por Hezbolá el pasado domingo sorprendió a Israel, a pesar de que Jerusalén sostiene que fue una operación preventiva que logró frustrar parte del asalto.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Nasser Kanaani, manifestó en X: “A pesar del apoyo sustancial de países como Estados Unidos, Israel no pudo anticipar ni el momento ni el lugar de una respuesta limitada y controlada por la resistencia. Israel ha perdido su poder de disuasión”.
Kanaani también destacó que Israel “ahora se ve obligado a defenderse dentro de sus propios territorios ocupados” y afirmó que “los equilibrios estratégicos han cambiado de manera fundamental en perjuicio de Israel”.
El domingo por la mañana, Hezbolá lanzó una ofensiva con cientos de cohetes y drones hacia Israel, mientras que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) respondieron con un ataque aéreo en Líbano que involucró alrededor de 100 aviones, con el fin de prevenir una incursión más amplia. Según las FDI, Hezbolá planeaba bombardear un sitio militar sensible cercano a Tel Aviv.
Las defensas aéreas israelíes lograron interceptar la mayor parte de los cohetes y drones, o estos cayeron en áreas despobladas, aunque un pequeño número impactó en viviendas, causando daños materiales. Durante el ataque, un soldado de la marina israelí murió, aparentemente debido a un fallo en el disparo de un misil interceptor.
Por su parte, el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, confirmó que el ataque del grupo fue una represalia por la muerte de su comandante militar Fuad Shukr el mes pasado.
Nasrallah aseguró que la operación “se llevó a cabo según lo previsto”. Fuad Shukr había sido asesinado en un ataque aéreo israelí en Beirut, días después de que un cohete lanzado por Hezbolá matara a 12 niños israelíes en un pueblo de los Altos del Golán.