DUBAI, Emiratos Árabes Unidos (AP) – La televisión estatal de Irán reconoció el martes que las fuerzas de seguridad dispararon y mataron a lo que describió como “alborotadores” en múltiples ciudades en medio de recientes protestas por el aumento de los precios de la gasolina del gobierno, la primera vez que las autoridades han ofrecido algún tipo de explicación por la violencia que utilizaron para sofocar las manifestaciones.
El reconocimiento llegó en un programa de televisión que criticó a los canales internacionales de habla persa por su reportaje sobre la crisis, que comenzó el 15 de noviembre.
Amnistía Internacional dijo el lunes que cree que al menos 208 personas murieron en las protestas y en la represión que siguió. La misión de Irán ante las Naciones Unidas cuestionó las conclusiones de Amnistía en la madrugada del martes, aunque no ofreció ninguna prueba que apoyara su afirmación.
Irán aún no ha publicado ninguna estadística a nivel nacional sobre los disturbios que afectaron a la República Islámica a partir del 15 de noviembre, con precios mínimos para la gasolina subsidiada por el gobierno que aumentaron en un 50%.
Irán cerró el acceso a Internet en medio de los disturbios, impidiendo que los que se encuentran en el interior del país compartan sus vídeos e información, y limitando al mundo exterior el conocimiento de la magnitud de las protestas y la violencia. La restauración de Internet en los últimos días en gran parte del país ha visto aflorar otros vídeos.
“Hemos visto más de 200 personas asesinadas en muy poco tiempo, en menos de una semana”, ha declarado Mansoureh Mills, investigador iraní de Amnistía Internacional. “Es algo sin precedentes en la historia de las violaciones de los derechos humanos en la República Islámica”.
Aunque no atrajeron a tantos iraníes a las calles como los que protestaban por las disputadas elecciones presidenciales de 2009, las manifestaciones por el precio de la gasolina se volvieron violentas más rápidamente que cualquier otra manifestación anterior. Esto demuestra el descontento económico generalizado que aflige al país desde mayo de 2018, cuando el presidente estadounidense Donald Trump impuso sanciones aplastantes tras retirarse unilateralmente del acuerdo nuclear de Teherán con las potencias mundiales.