Teherán no cederá ante la presión de Washington, afirmó el líder supremo de Irán, Ali Jamenei, un día después de que el presidente Donald Trump revelara el envío de una carta proponiendo un acuerdo nuclear.
En declaraciones a Fox Business, Trump planteó que Irán solo tiene dos opciones: un pacto o una respuesta militar. Aunque aseguró preferir la vía diplomática, advirtió que “algo va a suceder muy pronto”, subrayando que Teherán no debe desarrollar armas nucleares.
Desde Irán, Jamenei criticó la estrategia de Washington, calificándola de intento por “imponer sus propias expectativas”. Según medios estatales iraníes, el ayatolá rechazó la presión estadounidense, asegurando que las negociaciones no buscan soluciones, sino “dominación”.
Mientras sostiene su interés en un acuerdo, Trump ha intensificado la “máxima presión” sobre Irán, política que caracterizó su primer mandato y que incluyó la retirada del acuerdo nuclear de 2015 y la reinstauración de sanciones. Desde entonces, Teherán ha superado los límites establecidos en el pacto, acelerando su enriquecimiento de uranio.
Rafael Grossi, jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica, alertó sobre la urgencia de alcanzar un nuevo acuerdo, pues Irán avanza hacia niveles de enriquecimiento cercanos al uso militar. No obstante, Teherán insiste en que su programa nuclear tiene fines pacíficos.
El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Abbas Araghchi, afirmó que un ataque militar no podría desmantelar su desarrollo nuclear, ya que la tecnología “reside en los cerebros y no puede ser bombardeada”. También advirtió que una ofensiva israelí desataría un conflicto de gran magnitud en Oriente Medio.
Desde Qatar, el primer ministro Mohammed bin Abdulrahman Al-Thani alertó sobre las consecuencias de un ataque contra las instalaciones nucleares iraníes en la costa del Golfo. En una entrevista, afirmó que tal acción contaminaría completamente el mar, dejando sin agua a los países de la región en pocos días.
Irán cuenta con una planta nuclear en Bushehr, situada en la costa del Golfo Pérsico, aunque sus principales instalaciones de enriquecimiento se encuentran tierra adentro, lejos de posibles ataques marítimos.