Irán ejecutó el jueves a un manifestante condenado por herir con un cuchillo a un guardia de seguridad y cerrar una calle de la capital, Teherán, informó la agencia de noticias semioficial Tasnim.
Las protestas nacionales que estallaron tras la muerte de Mahsa Amini, una joven kurdo-iraní de 22 años, el 16 de septiembre, representan uno de los mayores desafíos a la República Islámica desde su creación en 1979.
La agencia de noticias Tasnim identificó a la persona ejecutada como Mohsen Shekari, pero no dio más detalles.
Las autoridades han reprimido las protestas y, el lunes, la Guardia Revolucionaria elogió al poder judicial por su firme postura y le animó a dictar con rapidez y decisión sentencias para los acusados de “crímenes contra la seguridad de la nación y el islam”.
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El portavoz del poder judicial, Masoud Setayeshi, anunció el martes que cinco personas acusadas del asesinato de un miembro de la milicia Basij, Rouhollah Ajamian, habían sido condenadas a muerte en un veredicto que pueden recurrir.
Amnistía Internacional ha afirmado que las autoridades iraníes están solicitando la pena de muerte para al menos 21 personas en lo que ha calificado de “juicios farsa concebidos para intimidar a quienes participan en el levantamiento popular que ha sacudido Irán”.
“Las autoridades iraníes deben anular inmediatamente todas las condenas a muerte, abstenerse de solicitar la imposición de la pena capital y retirar todos los cargos contra las personas detenidas en relación con su participación pacífica en las protestas”, ha manifestado.
Irán ha culpado de los disturbios a sus enemigos extranjeros, incluido Estados Unidos.