El año pasado, las graves sequías y la prolongada mala gestión del agua catalizaron mortales protestas en la República Islámica de Irán. Las manifestaciones estallaron en la ciudad central de Isfahan, donde miles de agricultores se enfrentaban a explotaciones agrícolas secas que amenazaban sus medios de vida.
El control del agua en Irán y Oriente Medio
Durante años, el gobierno iraní impulsó la construcción de presas en todo el país para generar electricidad y manipular las rutas del agua. Los agricultores y otros trabajadores agrícolas se vieron perjudicados por estos proyectos al recibir asignaciones de agua cada vez menores. Aunque estas manifestaciones sacaron a la luz la escasez de agua en Irán, esta crisis lleva años produciéndose. Durante al menos una década, las frecuentes sequías, el agotamiento de las aguas subterráneas y la desaparición de las fuentes de agua han asolado el país.
Irán no es el único país de Oriente Medio que se enfrenta a limitaciones de recursos naturales. Muchos de sus vecinos árabes tienen “estrés hídrico” y han recurrido a la tecnología y a proyectos estatales para subsanar la continua escasez de agua. Tras la Revolución de 1979, los dirigentes iraníes recurrieron a la construcción de presas para resolver el persistente problema del agua. A finales de la década de 1980, Teherán se convirtió en el tercer mayor constructor de presas del mundo, después de China y Japón. Aunque las presas proporcionan ventajas a corto plazo, el gobierno de Irán se excedió en sus esfuerzos. Al final, se construyeron demasiadas presas en lugares poco adecuados, desplazando a muchos civiles y dañando los ecosistemas.
En los últimos años, la BBC informó de que muchas de las presas de Irán parecían estar agotándose. Algunos manifestantes pidieron que los suministros de agua que quedaban en las presas se destinaran a los trabajadores agrícolas de las regiones situadas debajo de ellas.
Agua para la energía
La construcción de presas hidroeléctricas también ha agravado la crisis del agua en Irán. Cuando el agua se acumula en estos embalses, acaba por evaporarse debido a las temperaturas extremadamente altas. Las mayores presas hidroeléctricas del país están en el río Kuran, en Khuzestan. Mientras que el gobierno ha reasignado parte de los suministros de agua de estas presas a las regiones del país con problemas, otras zonas se han quedado completamente secas.
Según un hidrólogo iraní, “no existe un plan global de gestión del agua a nivel nacional, ni una coordinación interinstitucional, aunque se habla mucho de la necesidad de tenerlos”.
Además del mal uso de los recursos por parte del gobierno, las leyes permiten la sobreextracción y la manipulación de las fuentes de agua en Irán. Los propietarios de tierras, tras recibir un permiso, pueden extraer legalmente cualquier cantidad de agua. Según el director gerente de la Compañía de Gestión de Recursos Hídricos de Irán, existen aproximadamente 320.000 pozos ilegales en todo el país.
El cambio climático también contribuye al creciente problema de recursos de Irán. A medida que las temperaturas se vuelvan más cálidas y secas, la crisis del agua en Irán se agravará. En 2021, varios meses representaron los períodos más secos en Irán desde principios de la década de 1980. A medida que la escasez de agua en Irán se ha convertido en una crisis nacional, más civiles se sienten frustrados por la falta de acción de su gobierno. En las protestas de 2021 que recorrieron el país, las fuerzas de seguridad iraníes reprimieron a los manifestantes. A medida que las temperaturas sigan subiendo y las tierras de cultivo se sequen, es probable que más protestas sacudan el país.
Irán no será el único país de Oriente Medio que se enfrente a una crisis de agua a largo plazo. Un informe publicado por el Carnegie Endowment este año preveía que la región será la primera en “quedarse efectivamente sin agua” en el futuro.