Israel considera una ofensiva menor contra Irán pese a que Trump optó por la vía diplomática durante las negociaciones nucleares en curso.
Netanyahu insiste en la vía militar mientras Trump prioriza la diplomacia
La opción de una ofensiva militar contra instalaciones nucleares iraníes sigue vigente para Israel, según confirmó un funcionario israelí y dos fuentes con acceso a las conversaciones. La decisión del primer ministro Benjamin Netanyahu contrasta con la postura de Estados Unidos, cuyo presidente, Donald Trump, ha optado por negociar con Irán en lugar de apoyar un ataque inmediato.
Durante los últimos meses, Israel presentó varios planes a la Casa Blanca que contemplan bombardear sitios clave del programa nuclear iraní entre la primavera y el verano de 2025. Las operaciones combinarían incursiones aéreas con acciones de comando, y su objetivo sería frenar el desarrollo atómico de Irán por un periodo de meses o más de un año.
Originalmente, Israel solicitó a Washington apoyo logístico y aéreo para minimizar riesgos y aumentar la eficacia de la ofensiva. Sin embargo, tras el encuentro entre Trump y Netanyahu el 7 de abril, el presidente estadounidense reafirmó su preferencia por la diplomacia, lo que llevó a Israel a reformular sus planes hacia una intervención menos ambiciosa y más independiente.
El periódico The New York Times informó que Trump transmitió a Netanyahu su rechazo a cualquier ataque mientras continúen las negociaciones con Teherán. Aunque luego aclaró públicamente que “no tenía prisa” por autorizar operaciones militares, su postura obligó a Israel a considerar acciones autónomas de menor escala, respaldadas por su experiencia reciente en misiones contra Irán y Siria.
Israel y ataque nuclear a Irán: puntos clave de la guerra regional
- Netanyahu busca frenar el programa nuclear iraní, incluso sin apoyo de EE. UU.
- Trump optó por la diplomacia y rechazó ataques durante las negociaciones.
- Israel considera ataques autónomos, más limitados y sin apoyo estadounidense.
- Conversaciones nucleares entre EE. UU. e Irán continúan en Roma el 19 de abril.
- Filtraciones al NYT revelan planes israelíes y tensiones internas en Israel.
Israel ajusta sus planes tras las negociaciones de Trump
El primer ministro Netanyahu reafirmó que cualquier acuerdo con Irán debe contemplar el desmantelamiento total de su programa nuclear. Esta exigencia contrasta con las negociaciones actuales, que buscan restringir pero no eliminar la capacidad de enriquecimiento de uranio de Teherán.
Un informe de Reuters publicado el 16 de abril señaló que Israel elaboró planes para lanzar un ataque en mayo de 2025, cuyo propósito sería frenar los avances nucleares iraníes al menos un año. Las estrategias incluían simulacros de bombardeo y cálculos detallados del daño esperado, tanto con como sin el respaldo de Estados Unidos.
La decisión del gobierno estadounidense de no participar activamente en una ofensiva llevó a Israel a suspender los preparativos. En respuesta, Netanyahu viajó a Washington para persuadir a Trump, sin conseguir revertir su decisión diplomática.
Desde el 12 de abril, delegaciones de EE. UU. e Irán celebran negociaciones en Omán, calificadas como “positivas” por ambas partes. La segunda ronda se llevará a cabo en Roma, con la mediación del gobierno italiano y la participación de Steve Witkoff y Abbas Araghchi como jefes negociadores.
La tensión crece mientras Irán enfrenta presiones regionales y diplomáticas
Un punto de conflicto importante en las negociaciones es la propuesta estadounidense de trasladar el uranio enriquecido de Irán a un tercer país como Rusia, algo que Teherán ha rechazado, según The Guardian. Irán sostiene que su programa nuclear tiene fines civiles, aunque el alto nivel de enriquecimiento y las restricciones impuestas a los inspectores internacionales han generado sospechas.
Durante 2024, Irán sufrió varios reveses estratégicos que han debilitado su posición en la región. El 14 de abril de ese año, lanzó misiles balísticos contra Israel, pero la mayoría fueron interceptados, revelando las fallas de su capacidad ofensiva. Además, la caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria interrumpió una vía clave de armamento para Irán.
Los ataques de Israel contra Hezbolá en Líbano y las defensas aéreas iraníes redujeron aún más la capacidad operativa de Teherán. Estos factores alimentaron el consenso en el gabinete israelí sobre la necesidad de actuar, especialmente tras los operativos de octubre que destruyeron infraestructura estratégica iraní.
Sin embargo, la estrategia de Netanyahu ha generado división en el ámbito político israelí. Ex primeros ministros como Naftali Bennett y Yair Lapid criticaron la falta de firmeza del gobierno, mientras que Benny Gantz alertó que Irán podría estar usando el proceso diplomático para reconstituir sus defensas.
Filtración de planes militares y reacciones dentro del gobierno israelí
La publicación del New York Times del 16 de abril, que reveló los planes de ataque israelíes, provocó controversia en el país. Algunas versiones apuntan a funcionarios estadounidenses como responsables de la filtración, con la intención de advertir a Irán. Otras versiones sugieren que Netanyahu buscó exponer la información para justificar su inacción ante críticas internas.
Según el informe, Israel había previsto una operación conjunta con Estados Unidos, orientada a atacar instalaciones nucleares subterráneas. El plan incluía bombardeos aéreos y misiones de comando, y requería una extensa fase de planificación.
En abril de 2025, Estados Unidos trasladó seis bombarderos B-2 a la base de Diego García, lo que fue interpretado como una señal de disuasión hacia Teherán. Aunque esta acción no implica respaldo directo a una operación militar, reforzó las tensiones en la región.
Dentro del gobierno estadounidense, algunos altos funcionarios expresaron comprensión hacia la postura israelí. El general Michael E. Kurilla, comandante del CENTCOM, y el asesor de Seguridad Nacional Mike Waltz, manifestaron simpatía por un enfoque más firme hacia Irán, mientras que otros, como el vicepresidente JD Vance, destacaron las oportunidades diplomáticas.
El contexto regional agrava los desafíos para una solución pacífica
En paralelo a estas tensiones, la región enfrenta múltiples conflictos en Gaza, Líbano y Yemen, que han debilitado a los aliados de Irán, incluyendo Hamás, Hezbolá y los hutíes. Israel mantiene una posición dominante gracias a su superioridad militar y su alianza con Washington.
A pesar de su fortaleza, Israel enfrenta desafíos significativos si decide atacar. Las instalaciones nucleares iraníes, como la nueva planta subterránea de Natanz, están diseñadas para resistir ofensivas aéreas, lo que complica cualquier intento de destrucción total.
Expertos militares advierten que incluso una operación exitosa solo lograría retrasar el programa nuclear iraní, sin eliminarlo por completo. Una ofensiva podría motivar a Teherán a expulsar a los inspectores de la ONU y acelerar su desarrollo de armas nucleares.
Las decisiones que tomen Israel y Estados Unidos en los próximos meses marcarán el rumbo de esta crisis. El resultado dependerá de si logran una solución en la mesa de negociaciones o si optan por una escalada militar directa contra Irán.