Las autoridades libanesas decidieron prolongar la prohibición de vuelos procedentes y con destino a Irán sin establecer una fecha de reanudación. Inicialmente, la restricción estaba programada hasta el 18 de febrero, pero el gobierno optó por extenderla sin límite temporal.
El gabinete instruyó al ministro de Obras Públicas y Transportes para ampliar la suspensión, según informó la portavoz presidencial Najat Charafeddine. La decisión se tomó tras una reunión sin especificar cuándo podrían reanudarse los vuelos.
El rechazo de aterrizaje a dos vuelos iraníes en Beirut, ocurrido la semana pasada, derivó en esta medida. Según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Teherán utilizaba aeronaves civiles para introducir dinero en efectivo y financiar a Hezbolá, el grupo terrorista apoyado por Irán.
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Las agencias de seguridad libanesas indicaron que la prohibición se impuso después de que Estados Unidos alertara sobre la posibilidad de que las FDI derribaran los aviones. Washington había intervenido previamente en la negociación de un alto el fuego entre Israel y Hezbolá, vigente desde el 27 de noviembre.
El ejército israelí reiteró que Hezbolá utiliza estos fondos para reforzar su arsenal. La información fue entregada a un comité liderado por Estados Unidos, responsable de supervisar la tregua en la región.
La Dirección general de Aviación Civil de Líbano confirmó la reprogramación temporal de varios vuelos, incluidos los procedentes de Irán. Argumentó que se están implementando nuevas medidas de seguridad. Este anuncio provocó protestas de simpatizantes de Hezbolá, quienes bloquearon el acceso al aeropuerto internacional de Beirut.
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El gobierno libanés ordenó a las fuerzas de seguridad impedir el cierre de la carretera y aumentar la inspección de aeronaves en la terminal aérea. Además, la ministra de Relaciones Exteriores se comprometó a garantizar el retorno de ciudadanos libaneses varados en Irán.
Durante las protestas, un convoy de la ONU sufrió un ataque. El incidente dejó un vehículo incendiado y causó heridas a dos cascos azules. El líder de Hezbolá, Naim Qassem, acusó al gobierno de acatar “ordenes israelíes” al imponer la suspensión de vuelos.
Teherán, en respuesta a la medida libanesa, anunció que prohibiría el aterrizaje de vuelos procedentes de Beirut hasta que se restableciera la reciprocidad en los permisos.
El acuerdo de cese de hostilidades del 27 de noviembre puso fin a una ofensiva de dos meses entre Israel y Hezbolá. Los combates comenzaron tras el ataque del 7 de octubre de Hamás contra Israel, que desató la guerra en Gaza. Hezbolá justificó sus acciones como apoyo a la causa palestina.
La tregua permitió a Israel eliminar a la mayoría de los comandantes de Hezbolá y golpear la institución financiera Al-Qard Al-Hassan, acusada por Israel y Estados Unidos de blanqueo de dinero y financiamiento del terrorismo, afirmaciones rechazadas por la organización.
Las FDI anunciaron su retirada de ciudades y pueblos fronterizos con el Líbano, conforme al acuerdo de alto el fuego. No obstante, mantendrán presencia en cinco posiciones estratégicas cerca de la línea divisoria.