Un grupo de expertos en derechos de la ONU pidió el jueves a Irán que anulara las sentencias de muerte impuestas a tres personas por participar en protestas, después de que fueran presuntamente torturadas para que confesaran.
El Tribunal Supremo de Irán confirmó a principios de esta semana la pena de muerte contra los tres, Amir Hossein Moradi, Saeed Tamjidi y Mohammad Rajabi, por acciones criminales durante las protestas del pasado mes de noviembre provocadas por el aumento del precio de la gasolina.
“Hoy nos unimos a cientos de miles de iraníes en los medios sociales que condenaron estas sentencias de muerte”, dijeron los más de una docena de expertos independientes de la ONU, en temas como las ejecuciones arbitrarias, la libertad de reunión y la tortura.
“Instamos al jefe del poder judicial a que anule inmediatamente esta decisión y a que conceda una revisión judicial rápida e independiente”, dijeron en un comunicado.
Los expertos, que son nombrados por la ONU pero que no hablan en nombre del organismo mundial, también pidieron “una investigación independiente e imparcial de las denuncias de tortura”.
Los tres hombres fueron acusados de tomar las armas para quitar vidas y propiedades y de participar en vandalismo e incendios durante las protestas, algo que han negado, según el comunicado.
Inicialmente fueron condenados a muerte en febrero por un tribunal que también les impuso penas de prisión y flagelación por otros cargos.
“Desde el principio, su arresto y detención y el subsiguiente juicio está repleto de alegaciones de denegación de sus derechos al debido proceso”, dijeron los expertos.
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Dijeron que los tres habían confesado después de haber sido sometidos a torturas, incluyendo palizas, descargas eléctricas y haber sido colgados boca abajo por sus pies.
Se les negó la atención médica y el acceso a un abogado durante los interrogatorios, y a los abogados que eligieron no se les permitió representarlos en el Tribunal Supremo y se les impidió el acceso a los expedientes de sus casos durante el juicio, dijeron.
Los expertos subrayaron que la imposición de la pena de muerte “sobre la base de acusaciones demasiado amplias en materia de seguridad nacional constituiría una violación flagrante de las obligaciones de Irán en materia de derechos humanos”.
“El derecho internacional limita la imposición de la pena de muerte a los delitos más graves e impide que se imponga si no se ha concedido un juicio justo y si se han violado otros derechos”, dijeron.
Irán ha culpado de la violencia del año pasado a “matones” respaldados por sus enemigos, Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita.
Las manifestaciones estallaron después de que las autoridades duplicaran con creces los precios del combustible de la noche a la mañana, lo que exacerbó las dificultades económicas en el país afectado por las sanciones.
Se incendiaron bombas de gasolina, se atacaron comisarías de policía y se saquearon tiendas, antes de que las fuerzas de seguridad intervinieran en medio de un apagón casi total de Internet.
Al menos 304 personas murieron mientras las protestas fueron violentamente reprimidas por las fuerzas de seguridad del Estado, dijeron los expertos de la ONU.
Pidieron a Irán que llevara a cabo una investigación independiente, imparcial y transparente sobre los acontecimientos de noviembre de 2019, que enjuiciara a los funcionarios del Estado implicados en las violaciones de derechos y que pusiera en libertad a todas las personas detenidas por protestar pacíficamente.