Teherán debe liberar inmediatamente al académico iraní-sueco Ahmadreza Djalali, que al parecer se encuentra en estado crítico tras meses de prolongado aislamiento a la espera de ser ejecutado, dijeron el jueves expertos en derechos de la ONU.
Los ocho expertos independientes, nombrados por Naciones Unidas pero que no hablan en su nombre, advirtieron que el profesor, detenido durante una visita a Irán hace casi cinco años, estaba “cerca de la muerte”.
“La situación de Djalali es realmente horrible”, dijo el grupo, formado por expertos en la situación de los derechos en Irán, en ejecuciones extrajudiciales, en detenciones arbitrarias y en tortura.
“Lleva más de 100 días recluido en régimen de aislamiento prolongado con el riesgo constante de su ejecución inminente sobre su cabeza”, señalaron en un comunicado.
“Sólo hay una palabra para describir los graves malos tratos físicos y psicológicos de Djalali, y es tortura”.
Djalali, que anteriormente residía en Estocolmo, donde trabajaba en el Instituto Karolinska, una universidad médica, fue detenido durante una visita a Irán en abril de 2016.
Posteriormente fue declarado culpable de pasar información sobre dos científicos nucleares iraníes a la agencia de inteligencia israelí Mossad que condujo a sus asesinatos, y fue condenado a muerte en 2017 por cargos de espionaje.
Djalali ha afirmado que se le castiga por negarse a espiar para Irán mientras trabaja en Europa.
‘Conmocionado y angustiado’
Los expertos insistieron en que las acusaciones contra él eran “completamente infundadas y se le debe permitir regresar a su familia en Suecia lo antes posible”.
Ya habían manifestado su alarma en noviembre, cuando fue llevado bruscamente a un régimen de aislamiento, lo que hizo temer que su ejecución fuera inminente.
Advirtieron el jueves que “el trato cruel e inhumano de las autoridades, (estaba) haciendo temer que, aunque no sea ejecutado, pueda morir pronto en prisión”.
Los expertos afirmaron que los funcionarios de prisiones hacían brillar luces brillantes en la pequeña celda de Djalali las 24 horas del día para privarle del sueño.
Al mismo tiempo, advirtieron, “los problemas médicos le han impedido alimentarse adecuadamente, lo que ha provocado una drástica pérdida de peso”.
Según los informes, Djalali estaba ahora en tan mal estado que tenía dificultades para hablar, dijeron.
“Estamos consternados y angustiados por (su) cruel maltrato”, añadieron.
En su declaración, los expertos también destacaron que su caso no era en absoluto un incidente aislado en Irán, sino que era más bien emblemático del “uso sistemático del país para castigar y presionar a los detenidos, incluso para que hagan confesiones forzadas”.
“Instamos al gobierno, al parlamento y al poder judicial iraníes a que pongan fin al uso del aislamiento como forma de castigo y a que impongan una moratoria sobre la pena de muerte como primer paso hacia su abolición”, dijeron los expertos.